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La comunidad de San Pedro Itzicán, en el municipio de Poncitlán, Jalisco, padece una elevada alta tasa de enfermos renales, que afectan, sobre todo, a menores de edad, al parecer por la contaminación del agua del lago de Chapala.
Desde 2015, Eduardo Covarrubias Íñiguez, quien entonces era director general de Regiones Sanitarias y Hospitales de la Secretaría de Salud del estado, detectó índices anormales de enfermedades de riñón en los menores de edad de esta comunidad ubicada en la ribera del lago.
Ante el desconocimiento de lo que ocurría, se acercó con Felipe de Jesús Lozano Kasten, investigador de la Universidad de Guadalajara que llevaba un par de años estudiando los efectos del metilmercurio presente en los peces del lago sobre el desarrollo cognitivo de los niños del municipio de Jocotepec, y así comenzó a visibilizarse un problema que, a pesar de tener causas multifactoriales, parece tener una relación directa con los agroquímicos.
“Tenemos una base de datos que nos está orientando a eso; ya tenemos algunas publicaciones que nos ha permitido directamente ir diciendo lo que está pasando”, señala Lozano.
Las calles de San Pedro Itzicán son angostas y de terracería; las casas se afianzan a las laderas del cerro y se extienden hasta llegar a la orilla del lago. En uno de sus barrios, Agua Caliente, prácticamente todos conocen a alguien con problemas en los riñones, pero ahí aseguran que esto comenzó hace casi 20 años y lo atribuyen a la contaminación.
En un oficio enviado en 2016 por los pobladores de esta comunidad al gobierno municipal, para exigir el abasto de agua potable se afirma que, a partir de la década de los 80, dejaron de tomar agua del lago de Chapala debido a la contaminación.
Los resultados de las primeras investigaciones de Lozano, en 2016 mostraron que, en efecto, en la zona había un alto índice de problemas renales: “Decidimos empezar con un examen simple, que mostrara si el riñón estaba tirando proteínas; lo hicimos a más de 400 niños, y resultó que 60% estaba tirando proteína.
“El riñón dejaba pasar proteínas y eso hablaba de inflamación. Había que saber entonces el tamaño del daño en cada uno y también comenzamos a preguntarnos cuál era la causa”.
Encontrar esa respuesta requirió un equipo interdisciplinario y mayor tecnología para buscar metales pesados, pesticidas, herbicidas e insecticidas en el agua, en los peces, en los lodos, en la comida, en la tierra de las casas, en la sangre de la gente, para ver si había metales en la leche humana, en el cabello, etcétera.
Como parte del problema, los investigadores encontraron que en la zona hay niveles importantes de desnutrición, pues 70% de los niños presentan algún grado; además factores como la pobreza, la mala calidad de agua y el poco acceso (alrededor de 20 litros por día) agravan la situación.
“Se convirtió en algo multifactorial, tenemos que hay daño renal, neurocognitivo, en el desarrollo y crecimiento, pero no hay diabetes, no hay obesos y lo curioso es que solamente se da en Mezcala, San Pedro, Agua Caliente y Chalpicote. Fuera de ahí no se da; el problema nada más existe alrededor de 17 kilómetros pegados al lago”, dice.
Un dato arrojó más luz sobre los agroquímicos como uno de los factores fundamentales en el problema y ahondó en la necesidad de saber cómo llegaban a los niños: en todos los menores estudiados siempre estuvieron presentes los pesticidas, principalmente el glifosato, prohibido por decreto presidencial.
“Empezamos a trabajar con los antropólogos y una de las cuestiones que hace diferencia con el resto de poblaciones alrededor del lago, es que estas son gentes que han vivido ahí cientos de años, que tienen usos y costumbres diferentes a los de otras poblaciones de la montaña a 100 metros del lago. Los niños juegan en el lago porque no hay ni canchas, lavan la ropa y los trastes en el lago”, explica el académico.
Esta investigación provocó que en diciembre de 2019, la Secretaría de Salud de Jalisco invirtiera 4.8 millones de pesos en un estudio para determinar el nivel del daño renal que pueden tener los 49 mil 598 niños que asisten a la escuela en siete municipios de la ribera de Chapala.
El proyecto establecía que entre febrero y diciembre de 2020 se tuvieran 24 mil muestras para el tamizaje; pero, la pandemia y la suspensión de clases presenciales ha entorpecido la investigación.
Hasta ahora se han realizado estudios a mil 629 menores de San Pedro Itzicán y 80 de ellos presentaron daño renal.