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Juchitán de Zaragoza, Oaxaca

En las comunidades del Istmo de Tehuantepec las aguas negras lo mismo anegan calles y colonias, que terminan en los afluentes de los ríos que atraviesan la región y desembocan, sin tratarse, en el mar. Son los mismos 41 municipios oaxaqueños que el presidente Andrés Manuel López Obrador quiere convertir en “el polo de desarrollo del sur y sureste del país”.

En el Istmo, llamado a ser el núcleo del Corredor Interoceánico que unirá Salina Cruz, Oaxaca, con Coatzacoalcos, Veracruz, los 41 municipios carecen de la infraestructura básica de saneamiento para atender la llegada prometida de industrias, comercios y maquiladoras: ninguno tiene plantas de tratamiento de aguas negras y tampoco de residuos sólidos, de acuerdo con datos de las propias autoridades locales.

Alcaldes, representantes del sector privado y de la sociedad civil del sur de Oaxaca advierten que, sin la llegada previa de esta infraestructura esencial, difícilmente se logrará el anhelado desarrollo integral del Istmo de Tehuantepec porque, señalan, hay otras carencias prioritarias como agua potable, hospitales y universidades, además de empleos, ingresos suficientes y una red carretera intrarregional.

Tener carro, pero no zapatos

Tore Knape Macías, especialista en Protección Civil y rescate, es contundente al responder sobre el Corredor Interoceánico. En sentido metafórico, explica que el plan que el gobierno federal tiene para el Istmo de Tehuantepec, cuya creación se publicó en el Diario Oficial de la Federación el pasado 14 de junio, “se asemeja al padre que quiere comprar un coche nuevo, pero sus hijos no tienen zapatos ni ropa. Así nos sentimos, desnudos, y alguien viene a ofrecernos una nueva vida”, afirma sin titubeos.

Las declaraciones del experto en Protección Civil no son gratuitas. Dice que esta zona que une al Pacífico con el Golfo de México, la más estrecha del país, siempre ha despertado el interés internacional para aprovechar su posición geográfica entre dos océanos.

Salina Cruz, las urgencias

Además de una población en su mayoría de pueblos originarios, los 41 municipios del Istmo comparten otro elemento común: carecen de plantas para tratar las aguas negras procedentes de los drenajes, mismas que inundan sus ríos.

Y donde sí existían esas plantas, las instalaciones ya no funcionan por falta de inversiones y mantenimiento, explica a EL UNIVERSAL el especialista en tratamiento de aguas, Iván Hernández Martínez.

En la cuenca del río Tehuantepec, dice el experto, en los municipios de Santo Domingo Tehuantepec, San Blas Atempa y Salina Cruz funcionaban plantas de tratamiento que arrancaron entre 1995 y 2010, actualmente todas están fuera de operación desde hace años.

Según el alcalde morenista Juan Carlos Atecas, en Salina Cruz sólo funcionan dos plantas privadas de tratamiento de aguas negras, ambas al servicio de la Refinería Ing. Antonio Dovalí Jaime que Pemex tiene en el puerto desde 1979.

Además, admite que el drenaje de Salina Cruz, el epicentro del plan del Istmo, está colapsado: en la mitad de la ciudad la red está dañada, pues data de los tiempos en que los ingleses la construyeron —a inicios de 1900—, en la otra mitad ni siquiera se cuenta con este servicio. El edil calcula que sólo para resolver la falta de una planta de tratamiento de aguas negras se requiere de una inversión de 600 millones de pesos.

Sin embargo, no es la única urgencia. Antes de que arranque el Corredor Interoceánico existen 43 puntos críticos que deben atenderse en el puerto de Salina Cruz, de acuerdo con estudios de especialistas. Entre ellos, el alcalde destaca el crecimiento desorganizado de la ciudad, sectores en riesgo por inundaciones, invasión de zonas de reserva y la apropiación de espacios públicos.

La situación del río Tehuantepec se repite en la cuenca del río Las Nutrias, señala Iván Hernández. De nueve municipios por donde corre este afluente, sólo cinco tienen plantas de tratamiento de aguas negras, pero, lamenta, ninguna de ellas funciona, por lo que finalmente todas las descargas terminan en el cauce de ese cuerpo de agua.

Juchitán, El Espinal, Ixtaltepec y Ciudad Ixtepec tienen dos centrales, y Santa María Xadani cuenta con una; todas están paradas. En el caso de Juchitán, la planta lleva tres años sin operar por falta de mantenimiento y deudas a la CFE, mientras que en la ciudad los ductos del drenaje están reventados y los desechos se riegan por las calles.

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