Villa de Mitla.— Marbella Olivera y Javier García Ruiz, originarios de Xaagá, comunidad perteneciente a la Villa de Mitla, fundaron hace 17 años el taller Manasés, que significa “pueblo olvidado”.

Ambos luchan para vencer el abandono en el que la pandemia ha sumido a la actividad artesanal.

En Xaagá hay alrededor de 2 mil habitantes y una cuarta parte se dedica a la actividad textil, la cual otorga empleo a diferentes sectores de la comunidad; sin embargo, Marbella calcula que 80% de la población sabe trabajar los textiles, pues se aprende desde la niñez.

Además de rebozos, la familia García Olivera elabora blusas y huipiles: “Empezamos a diseñar las blusas y a modernizar las confecciones porque, en un principio, los modelos eran cuadrados, pero pensamos en las nuevas generaciones para hacer piezas estilizadas que ayudaran a conservar y portar con orgullo la cultura”.

En el taller hay 10 artesanos dedicados al tejido. Además, hay 15 costureras y 20 mujeres encargadas de hacer los terminados con gancho de blusas y rebozos; todos dependen económicamente de la actividad artesanal.

La pareja reconoce que ha sido difícil mantener abierto su taller debido a la industrialización de las artesanías, así como la falta de apoyo institucional. Además, se suma la pandemia, que agrava la situación porque se han suspendido las ferias y exhibiciones donde podían ofrecer sus productos.

“La mayoría de los artesanos han cerrado sus talleres (...) aquí no llegan los apoyos del gobierno”, lamenta Marbella.

Hilos de ayuda

Hace un mes, La Casa del Artesano Oaxaqueño, a través de su administradora, Jazmín Cervantes Guerrero, ofreció a la familia García Olivera la posibilidad de reproducir un prototipo de cubrebocas artesanal para poder obtener ganancias que permitieran la subsistencia del taller. Otras dos familias de Mitla también fueron invitadas a la actividad.

Jazmín, desde su trabajo como abogada, ofreció su marca registrada —Jaz— para estandarizar y comercializar cubrebocas y, desde antes de la contingencia, otros productos hechos por productores locales que cumplen con estándares de calidad y precios accesibles.

Fue ella quien generó el prototipo y, hasta hoy, los productos han viajado a ciudades como Nueva Jersey y Nueva York. Además, se han enviado a España.

“Es un trabajo nuevo para nosotros, pero hemos ido desarrollando la idea, hicimos un molde de madera y usamos pellón quirúrgico”, agrega Marbella.

La Casa del Artesano promueve los cubrebocas y otros productos a través de Facebook.

Javier dice que en una semana llegan a producir tejido suficiente para 300 cubrebocas. Cada pieza se ofrece entre 25 y 50 pesos, según la talla y el diseño.

“Quisiéramos que la gente los use con el compromiso de cuidarnos todos. Es muy satisfactorio contribuir al bienestar de los oaxaqueños”, finaliza Marbella.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses