Veracruz.— Con una nueva técnica de sembrado llamada chinampa, un puñado de personas de una asociación civil buscan rescatar miles de hectáreas de manglares del Sistema Lagunar de Alvarado y, de paso, garantizar un ingreso a propietarios de terrenos y reactivar la pesca.

A través de los llamados Bonos de Carbono Azul, un mecanismo internacional de descontaminación en el que participan empresas transnacionales, la asociación civil ÁrboreSer A.C. arrancó un programa para reforestar 10 mil hectáreas de manglares, considerados los pulmones del océano.

“Es una técnica muy sencilla que consiste en hacer montículos, elevaciones y sembrar mangle arriba de ellos y hemos logrado recuperar muchas hectáreas de manglares”, afirmó el gerente de innovación de la organización civil, Aníbal Ramírez Soto.

Regularmente se reforestaban manglares como si fueran pinos: en línea recta y directamente en el suelo, lo que generó millones de pesos en gastos y un fracaso.

“Los manglares normalmente tardan entre 25, 50 hasta 70 años en recuperarse por sí mismos; sin embargo, con esta técnica que desarrollamos de nucleación, que llamamos popularmente chinampa, podemos recuperarlos en siete años”, añadió.

Veracruz cuenta con una superficie de 36 mil 273 hectáreas de manglar y el Sistema Lagunar de Alvarado es el segundo más grande de extensión en la zona del golfo de México y el tercer humedal más grande del país.

Sin embargo, la superficie de manglares ha disminuido drásticamente en las últimas décadas. En los años 40 se estimaban unas 70 mil hectáreas de mangle en dicho sistema, pero hoy sobreviven menos de 12 mil.

Un grupo de especialistas, entre ellos Ramírez Soto, desarrollaron una técnica para restaurar los manglares que les permitió ganar el Premio Internacional Ramsar en innovación, la cual fue adoptada por el gobierno mexicano tras años de lucha.

Hasta ahora, la asociación civil ha logrado convencer a 42 propietarios con 10 mil hectáreas de mangle de los municipios de Tlacotalpan y Alvarado para que inicien la reforestación y a cambio reciban un pago de los llamados Bonos de Carbono Azul.

“La consecución de recursos de empresas privadas transnacionales interesadas en compensar su huella de carbono lo hacen a través del carbono azul capturado en humedales. En el mercado internacional el carbono azul es la moneda internacional del carbono”, explicó.

El pago se mide con el incremento de los árboles y de la raíz; aunque las estimaciones varían, en una hectárea de manglar puede haber de 500 a mil 600 toneladas de carbono que se traducen en un pago —quitando estudios, inversión social y reforestación— de entre 40 a 150 dólares anuales provenientes desde una empresa Rusa hasta una de Shangai o de cualquier parte del mundo.

Aunque pareciera bajo, en realidad es redituable para los propietarios, pues si sus tierras las ocuparan para el ganado, podrían obtener sólo 700 pesos de ganancia por una vaca, cuya alimentación requiere de dos hectáreas de manglares.

“Los manglares también producen miel, pocos saben que es uno de los ecosistemas más importantes en su producción; sólo en Alvarado tenemos 42 mil cajones de apicultores”, apuntó.

Pero más allá de los recursos económicos, la reforestación, explicó el especialista, permitirá aumentar el criadero de toda la pesca litoral, aminorar inundaciones, contener efectos de huracanes... en términos generales resurgir y florecer la actividad pesquera y la actividad apícola.

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