A quien tundieron duro y tupido, nos dicen, fue a la diputada local de Sinaloa, Cecilia Covarrubias González (Morena), debido a que abiertamente dijo que tanto las marchas como el paro nacional de mujeres no fueron las mejores opciones para que se escucharan las demandas de las mexicanas, pues coreando consignas contra las autoridades de los tres niveles de gobierno no arreglarán nada. Su postura, según nos indican, caló hondo entre las activistas de género, grupos de rastreadoras y jóvenes de la entidad, quienes le reviraron que mientras ella alega que “no son formas”, la capital del estado, Culiacán, se ubica en el segundo lugar nacional entre las 10 ciudades con mayor número de feminicidios, eso sin contar que la violencia intrafamiliar crece en forma acelerada. Al parecer, señalaron activistas, a doña Cecilia se le olvidó cómo fue que las mujeres lograron su derecho al voto, que ahora le permite a ella tener un sueldo con cargo al herario.
Quien sacó su lado más misógino luego del paro nacional del mujeres, nos comparten, fue al alcalde de Cintalapa, Chiapas, José Francisco Nava Clemente (Morena), luego de que en un acto público señalara con sarcasmo que estaba sorprendido de que las trabajadoras de su municipio le tomaran la palabra y se unieran a la iniciativa nacional #UnDíaSinNosotras. Sus dichos, según nos dicen, fueron ampliamente criticados una vez que el edil indicara que “yo creo que nuestras compañeras hoy están haciendo aseo en su casa”, además de que pidiera un aplauso para algunas oficiales de policía que sí acudieron a laborar. Pero ante activistas y feministas en general, nos mencionan, la gota que derramó el vaso fue que el alcalde cuestionara “A ver cuándo nos toca a nosotros ¿no?, a los hombres”. Así las cosas en el sur del país.
Y otro que falló al intentar hacerse el gracioso, nos mencionan, fue el diputado local de Hidalgo, José Luis Muñoz Soto (Morena), luego de que durante una votación para inscribir en el muro de honor del Congreso el nombre de la reconocida revolucionaria y periodista Elisa Acuña Rosetti, aseveró que estaba a favor… pero de inmortalizar el nombre de su mamá en el Legislativo. Aunque tras su pronunciamiento el morenista miro hacia un lado y el otro, con una sonrisa burlona, nos dicen que entre la mayoría de sus compañeros generó el efecto contrario y un silencio incomodo y de desagrado se sintió en el ambiente. Al final, nos comentan, sólo se escuchó por ahí que si así como tiene ocurrencias, el diputado trabajara, tal vez no sería tan cuestionada su labor legislativa.
Desde Reynosa, Tamaulipas, nos comentan que quien se ha vuelto un personaje incómodo entre sus compañeros del Congreso local, es el panista Alberto Lara Bazaldúa, quien cumplió su palabra y donó su sueldo al Colegio de Bachilleres de la colonia La Joya, tal como lo había prometido meses atrás. El tema, nos dicen, es que al hacer su compromiso, don Alberto retó a sus compañeros diputados a hacer lo mismo, ante lo cual ellos hicieron como si la virgen les hablara, esperando que del dicho al hecho hubiera un gran trecho. ¿Será que ahora que un primero alzó la mano exista un segundo en agarrar el toro por los cuernos?