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De forma improvisada, con materiales “hechizos” y sin el mayor cuidado, personal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) pretende contener la contaminación del acuífero que corre por debajo del Tramo 5 Sur del Tren Maya, derivado de los rellenos para el hincado de pilotes, el derrame de concreto y el diésel vertido en el sitio, denunciaron integrantes del movimiento Sélvame del Tren.
Luego de un recorrido hecho el lunes pasado por el Sistema de cavernas Aktun Tuyul, el hidrólogo Guillermo D’Christy y el biólogo, Roberto Rojo, se toparon dentro de una de las cuevas con labores de “remediación” consistente en la colocación de mantas amarradas a palos y sacos, en un intento por contener los hidrocarburos que vienen de la superficie y se filtran hacia el acuífero, ya contaminado.
Había también botes con detergente, guardas hechizas con botellas de refresco para “contener” escurrimientos y un equipamiento considerado por D’Christy como “muy mediocre” para tratar de subsanar los daños ya provocados en al menos 70 kilómetros del Tramo 5 Sur, de Playa del Carmen a Tulum, afectando un sistema de 124 cavernas y cenotes.
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Las imágenes y lo ocurrido, fueron hechos públicos hoy por el especialista en agua, quien señaló que la medida además de “absurda” es “totalmente ineficaz”.
“Materiales hechizos, tratando de hacer como que hacen, por supuesto no sirven de nada. Hay materiales especiales para absorber este tipo de derrames, pero aquí no se están usando. Pero seguramente alguien está cobrando por hacer ese trabajo.
“¿Quién está supervisando estas labores? ¿En dónde se están realizando?, porque nosotros llevamos documentando la contaminación del agua desde hace más de tres meses y hay estudios que confirman la presencia de diésel. Esta situación se ha presentado en más de tres lugares distintos, pero la contaminación se está dando a lo largo de todo el trazo”, expresó D’Christy.
En entrevista con EL UNIVERSAL, subrayó que el personal de la Semarnat les aseguró que el agua “se aclararía”, ante lo cual le expresaron que por obviedad, la propia circulación del flujo de agua podría ir disipando la contaminación, siempre y cuando se detuviera aquello que la provoca –lo que no sucederá mientras dure la obra– pero su destino sería la costa.
D’Christy explicó algo en lo que han insistido desde hace más de dos años: Lo que ocurre dentro de la selva tiene impactos en la zona costera de Quintana Roo, ya que el agua corre en esa dirección, lo que significa con los contaminantes del agua se transportan a las playas, de ahí al mar y hacia el arrecife, porque el ensamble está naturalmente conectado.
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Impactos ambientales crecen: Guillermo D’Christy
El especialista consideró que si realmente hubiera intenciones de proteger o evitar los impactos ambientales, el gobierno habría acatado ya las suspensiones judiciales que ordenan el freno de las obras de forma definitiva, en lo que los juicios de amparo promovidos por la ciudadanía, se resuelven.
Sin embargo, en franco desacato, los trabajos se mantienen y los daños ambientales crecen.
“El problema es que el juez dictó las suspensiones, pero ante el desacato no ha hecho nada. No ha ordenado la inspección judicial, ni ha dado vista a la Fiscalía General de la República. Y mientras, las obras siguen y están trabajando como locos para terminar”, expresó.
Agregó que durante la visita hecha al sitio en donde se encontraron con las pretendidas medidas de “remediación”, el personal de la Semarnat intentó evitarles la salida, reteniéndoles, pese a que ni siquiera los elementos de la Guardia Nacional procedieron de ese modo.
“Tuvieron que dejarnos ir porque había gente afuera esperándonos y les dijimos que privarnos de la libertad les generaría mayores problemas”, comentó.
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