Reynosa.— “La meta de Rubén era ser ingeniero. Lo conocí cuando cursaba segundo de preparatoria, tenía 16 años. Era esforzado, pero las matemáticas estaban por truncarle el sueño, por eso decidí ayudarlo con esa materia”, platica Francisco Javier Frías, un maestro jubilado.

El ingeniero en Control y Computación y por más de 20 años profesor de matemáticas en secundaria y preparatoria, dice: “Cuando daba clases, note que los alumnos sufrían para comprender las matemáticas, eso provocaba que perdieran el interés y, a la larga, los estudios”.

Rubén lo inspiró, dice, porque “se esforzaba mucho, me contó que su mamá [quien trabajaba en una maquiladora] a veces no tenía para comprarle ni un lápiz; generalmente obtenía buenas calificaciones, pero las matemáticas no eran su fuerte”, y decidió darle un empuje.

Al jubilarse, la idea de seguir ayudando a los alumnos para que entendieran y aprobaran la materia de Matemáticas seguía rondando su cabeza. Fue entonces cuando trabajó en crear un juego que llegara a los alumnos y les permitiera conocer los números, de forma divertida.

“Desarrollé un juego de mesa que demuestra que se puede jugar con las matemáticas, aprender y comprender al mismo tiempo. De esta forma, nació Jugando con Pitágoras”.

Divertido

"El juego es divertido porque es una competencia. Yo estoy en cuarto año y no entendía las divisiones porque no me sabía las tablas de multiplicar" cuenta Alba Terán quien cursa el cuarto grado de primaria.

Ofelia, madre de la menor, comentó que adquirió el juego de mesa por recomendación de una amiga y la idea principal, era que su hija dedicara más tiempo a estudiar matemáticas y menos, a los videojuegos.

"Creo que los padres de familia hemos relajado la educación en casa porque no tenemos tiempo o porque a veces no sabemos cómo enseñarles sobre todo matemáticas. Comenzamos a jugar en casa y me di cuenta que yo también batallo con esta materia", dice entre risas.

Afirma que aunque se trata de problemas sencillos como sumas o restas, el juego agiliza el razonamiento porque entre más rápido resuelvas, las posibilidad de ganar son mayores.

"Como dice mi hija es una competencia, eso hace que claro, todos quieran ganar. Pero por ejemplo, en el caso de Alba, me di cuenta que al no saber las tablas de multiplicar, no podía resolver los problemas y eso la hacía perder, eso la motivó a aprender para poder ganar".

Asegura que se trata de una especie de dominó donde cada jugador va colocando números que forman sumas, restas, multiplicaciones o divisiones, que ahora, si hija resuelve sin problema.

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