Culiacán.— A 109 años de su muerte en la horca, cientos de devotos de Jesús Malverde visitaron su capilla para rendirle culto y se unieron a una procesión, donde su busto es colocado en el cofre de una camioneta para recorrer varias calles de la ciudad.
Previo al recorrido, su busto es vestido por el capellán Eligio González Jr.; le coloca joyas y lo baña en repetidas ocasiones con bebidas alcohólicas, para después colocarlo en el vehículo y bajo acordes de música de banda iniciar su desplazamiento.
En su mayoría, son jóvenes quienes abren paso a la procesión, sobre la calle Independencia, en el segundo cuadro de la ciudad. Cada año, desde las primeras horas, su capilla, construida en 1979 a unas calles del Palacio del Gobierno, recibe a cientos de sus creyentes que agradecen los favores concedidos.
Este es un día de fiesta, sus seguidores, acompañados de música, acuden a rendirle tributo y a pasear su figura por las calles, como muestra de agradecimiento.
Con el paso del tiempo, su figura del “bandido generoso” se convirtió en una leyenda, por lo que el gobernador en turno, Francisco Cañedo, un 3 de mayo de 1909, a su captura, ordenó ahorcarlo en un árbol.
Según las historias tejidas con el paso de los años, sus restos fueron bajados del árbol por familias agradecidas por su bondad, bajo un montículo de piedras, en lo que fue la antigua colonia ferrocarrilera.
Eligio González, quien fue víctima de un asalto, en el que recibió cuatro balazos y lo colocó al borde de la muerte, invocó a Jesús Malverde para que le concediera el milagro de salvar su vida, a cambio de servirle y construirle una capilla.