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Comunidad señala al Estado por muerte

En la comunidad de Amilcingo se realizó el velorio de Samir Flores, activista y líder comunitario asesinado la mañana de ayer. (TONY RIVERA. EL UNIVERSAL)
21/02/2019 |02:27Justino Miranda / Corresponsal |
Redacción El Universal
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Amilcingo.—En la comunidad no hay duda: fue el Estado. Todos están ciertos de que Samir Flores, el segundo en importancia del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua Morelos, Puebla, Tlaxcala (FPDTA-MPT), fue acribillado por su oposición a la puesta en operación de la planta termoeléctrica, un gasoducto y un acueducto.

En su pueblo y los municipios contiguos de la zona Oriente del estado, por donde pasa el gasoducto que viene de Tlaxcala para conectarse con la termoeléctrica de Huexca, reconocen la combatividad de este hombre. A su féretro lo rodean hombres y mujeres, le llevan flores pero en vez de rezos y oraciones, elevan consignas para mantener la resistencia popular: “Samir vive, la lucha sigue y sigue”, gritan los dolientes y aplauden al féretro.

Samantha César, habitante de Amilcingo e integrante del FPDTA-MPT, afirma que los pueblos de Morelos hacen responsable al Estado mexicano del crimen de su compañero, y considera que esa fue la respuesta oficial ante la actividad de Samir contra la consulta ordenada por el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el Proyecto Integral Morelos, la cual se realizará el 23 y 24 de febrero.

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Para los vecinos y líderes comunitarios, el señalamiento de la Fiscalía General del Estado, en el sentido de que los homicidas de Samir pertenecen al crimen organizado, es sólo una treta con fines de desviar la atención y la responsabilidad del Estado.

Los vecinos de la calle Vinh Flores dicen que faltaban unos tres minutos para la seis de la mañana cuando escucharon cuatro detonaciones de arma de fuego. “Fui uno de los primeros en llegar al lugar y nunca vi la cartulina que supuestamente dejaron con un mensaje del crimen organizado”, dice un lugareño, quien reserva su nombre.

En el sitio hay un ramo de flores marchito por el sol, una veladora a medio quemar y una fotografía con el cuerpo de Samir delante de la iglesia de Amilcingo.

El asesinato fue condenado por Jorge Zapata, nieto del general Emiliano Zapata Salazar, quien llamó a defenderse “con todo” para impedir la consulta.

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