Juchitán.– Al grito de ¡Viva San Vicente Ferrer!, la comunidad juchiteca cerró las heridas de tres años de luto y dolor que dejó la pandemia de Covid-19 y abrió las puertas de las fiestas de mayo, en medio de explosiones de júbilo, cohetones y música con sus velas, regadas de frutas en carros alegóricos, carretas y caballos ornamentados con flores y las tradicionales lavadas de ollas.
Un festín de alegría, donde más de 60 capitanas y capitanes, que en total reunieron a unas 6 mil personas, caminaron unos cinco kilómetros de las calles anunciando con la música de chirimía, bandas regionales y cohetes el inicio de las fiestas en honor a su santo patrón, San Vicente Ferrer.
En Juchitán, las fiestas de mayo, como en otras poblaciones vecinas que tiene sus fiestas titulares, se viven a plenitud. Las calles, que aún guardan escombros por el proceso de reconstrucción tras el devastador terremoto de septiembre de 2017, se convirtieron en ríos de personas pidiendo regalos a los capitanes y las capitanas.
Montado en un fino, alto y bailarín caballo, Daniel, uno de los 16 capitanes de la afamada regada de frutas de Guié’ Cheguigo, que en unas cuatro horas recorrió las calles de ese barrio y gran parte de la ciudad, invirtió más de 50 mil pesos para la fiesta, que incluyó la renta del equino, la compra de regalos, el pago de los músicos y la adquisición de su vestuario.
Juchitán vive de nueva cuenta las fiestas de mayo y sus toreadas en la plaza Chente Malo, de la primera colonia popular llamada Rodrigo Carrasco. Aquí, las fiestas cerrarán con la Vela Cheguigo, donde explota la alegría.