Lázaro Cárdenas, Michoacán.-
Apenas sale el sol y empieza el movimiento en la Costa de Michoacán. La alerta por la pandemia de coronavirus parece no importarles a los habitantes del municipio de Lázaro Cárdenas que realizan sus actividades cotidianas.
Las calles y avenidas de ese municipio ubicado a 314 de la capital michoacana, son techadas por un calor de hasta 34 grados Celsius e inundadas por sus habitantes.
Solo hay vacío en las escuelas, donde se suspendieron clases desde el pasado martes, por las recomendaciones emitidas de las autoridades municipales, estatales y federales.
La alcaldesa, Itzé Camacho Zapiain, informó que la Feria de Lázaro Cárdenas se pospuso hasta que haya condiciones sanitarias para realizarla.
Con ello, reveló, el impacto directo para los habitantes y prestadores de servicios turísticos y comerciales, es cercano a los 20 millones de pesos.
“Pero mi compromiso es salvaguardar la salud de los ciudadanos”, expresó.
Aclaró que las playas de esa región no serán cerradas, pero ya instruyó a los jefes de tenencia que vigilen la aplicación de medidas y protocolos establecidos.
Camacho Zapiain, anunció que tampoco cerrarán los bares, discotecas y lugares de esparcimiento, siempre y cuando no concentren multitudes o realicen eventos masivos.
Es decir, que con las medidas necesarias, seguirá la actividad diaria de la población, la vida nocturna y los servicios públicos.
El sector portuario de la región ya aplica las medidas extraordinarias de una fase 2 ante la contingencia mundial de coronavirus, aunque en la entidad no se han registrado casos positivos.
El puerto de Lázaro Cárdenas es el de mayor movimiento de contenedores de la ruta marítima Asia-Pacífico, con una conectividad global a más de 40 países y 100 puertos.
Las alertas están al máximo debido a que el 60 por ciento de carga marítima es proveniente de Asia, donde surgió el Covid-19; pero la actividad productiva no para.
En todas las terminales, destaca el ejército de trabajadores de la Administración Portuaria Integral, de las empresas y de las diferentes instancias gubernamentales.
Alfonso Pérez Martínez, gerente de comercialización de la API, informó que son varias autoridades participan en la actividad del puerto como punto de entrada y salida de mercancía de comercio exterior.
Alfonso Pérez, señaló que el protocolo de medidas precautorias de la fase 2 se empezó desde el martes pasado, cuando se dispararon los casos positivos de Covid-19.
Eso se decidió en la sesión extraordinaria del Comité de Operación del Puerto en el que participaron autoridades involucradas en la llegada y salida de comercio exterior.
Migración es la encargada de la autorización legal de entrada y salida del país de personas extranjeras, y Sanidad Internacional determina con gente experta en epidemiología, si la tripulación de un buque pueden bajar o no a tierra.
Para la carga y descarga de los buques no se requiere necesariamente que baje la tripulación, explicó Alfonso Pérez.
Dijo, que antes del descenso, Sanidad Internacional, determina, de acuerdo a la sintomatología y a la bitácora de los buques, si hay personas con alguna enfermedad.
“O sea, no es bajar a un paciente con síntomas y andarlo paseando por toda la ciudad, llevarlo a hoteles, a restaurantes o cosas por el estilo; por eso es el protocolo, para restringir en dado caso la circulación de personas y en este caso la bajada de tripulantes.
Recordó que la Ley de Salud establece lo que se llama la plática libre a bordo, de Salud y Migración con la tripulación de un buque, donde se decide si se toma alguna medida cuarentenaria, que se toma con el buque en el fondeadero, antes de si quiera atracar.
De esa forma, es como se ha reforzado el cerco sanitario, para evitar que vía marítima se propague el virus por este puerto michoacano.
Quien no solo se ha ceñido a las medidas preventivas para evitar la propagación de posibles casos de coronavirus, sino también predica con el ejemplo a comensales y empleados es Teresa Bernal Ortega.
Desde hace más de 22 años, Teresa Bernal dirige la enramada La Langosta ubicada en Playa Eréndira del litoral michoacano y esta es la segunda pandemia que le toca ver.
La cocinera tradicional cuenta a EL UNIVERSAL que aunque los habitantes de esa región no han detenido sus actividades, ya le impactó el temor generado por el Covid-19.
Foto: Charbell Lucio
Sus ventas disminuyeron en un 40 por ciento y además, muchos de los insumos para la elaboración de sus platillos ya subieron de precio por las compras de pánico.
Aun así, dice, se mantendrá firme hasta que esto del coronavirus pase, pues al menos 30 familias dependen directamente económicamente de su establecimiento.
Para poder garantizar la seguridad de sus trabajadores y comensales, Bernal Ortega ha decidido extremar las medidas preventivas en su establecimiento.
De entrada no rentará su espacio para eventos masivos o de mayor concentración.
Ningún mesero, cocinera o empleado auxiliar, pueden trabajar si presentan algún malestar o síntomas de enfermedades respiratorias.
Mientras caminan sobre la arena, los meseros traer cubrebocas y acercan, desde que el comensal llega a la mesa, gel antibacterial, no sin antes aplicarse él mismo.
En la cocina, las especialistas en la elaboración de alimentos trabajan bajo los protocolos sanitarios y, en todo el establecimiento hay cartelones con las recomendaciones.
Teresa Bernal, reconoce que no ha sido solo una tarea fácil el concientizar a las personas sobre la cultura de la prevención, pero dice que todo esfuerzo valdrá la pena.
Además de que a eso se suma el hecho de que el gel antibacterial, los desinfectantes y cubrebocas, también los ha tenido que comprar a más del triple de su precio normal.
Solo espera que pronto sea controlada la pandemia y vuelvan a normalizarse las cosas como en su momento sucedió con la propagación de la Influenza AH1N1.