Q. Roo-. “Por error”, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) rellenó con material, una parte del Río de Chac, ligada a un estero gigante del sistema lagunar Bacalar, zona clave para la salud ambiental de la Laguna de los Siete Colores, a propósito de las obras del Tren Maya en la zona sur de Quintana Roo.
Los trabajos fueron frenados este fin de semana por la movilización de la ciudadanía que fue alertada sobre el inicio de los rellenos del río a las 13 horas y fue a verificar con drones la veracidad de lo denunciado. Al corroborarlo, horas después la gente impidió el paso de los camiones que llevaban el material.
Ante el bloqueo ciudadano, la Sedena arribó al lugar a las 22 horas y se vio obligada a suspender los trabajos que, supuestamente, eran provisionales, porque el objetivo es edificar ahí uno de seis puentes que pasen sobre el estero y el río.
El Estero de Chac se localiza del lado oriente de la Laguna de Bacalar. Inicia a 70 kilómetros hacia el norte y cubre 9 mil 500 hectáreas.
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Este pantano gigante está en la parte central del municipio y ha sido cruzado por el trazo del tren, que avanza con dirección al río.
Para ello, se abrió una brecha de 60 metros que surca ese pantano fresco. La brecha fue extendida hacia el arroyo para rellenarlo y cruzar sobre él un camino que, en la parte inferior, lleva tubos con los que se pretende permitir el flujo de agua.
La solución es ineficaz e impactaría todo el ecosistema, compuesto por vegetación de sabana, humedales, el Río y Estero de Chac, ligado todo a la propia Laguna de Bacalar.
En entrevista con EL UNIVERSAL, María Luisa Villarreal, integrante del Consejo Comunitario de la Cuenca de la Peninsula de Yucatán, explicó este ecosistema funge como una suerte de sistema hidráulico natural, con diversas funciones que, de interrumpirse o afectarse, tendrá graves implicaciones no solo ambientales para Bacalar y el municipio de Othón P. Blanco, así como de localidades como Huay Pix y Chetumal.
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En época de lluvias –detalló– ambas localidades reciben los lodos y el agua que escurren desde Campeche, Yucatán y de municipios como José María Morelos, en Quintana Roo, ya que Bacalar se encuentra en la parte más baja de una cuenca.
Esos mismos lodos y agua colman la Laguna de Bacalar –cuyo color se obscurece en consecuencia– y para desfogarse, drena hacia el estero que absorbe el agua y la conduce hacia el río que, a su vez, se vacía hacia el Río Hondo, en la frontera con Belice.
Este mecanismo natural impide que las poblaciones de Huay Pix y Chetumal queden inundadas y bajo el agua, subrayó, por lo que el relleno del Estero y del río constituye un dique que interrumpiría ese flujo.
Las tuberías colocadas por la Sedena –encargada de las obras del megaproyecto en los Tramos 6 y 7 que confluyen en la zona– “son ridículas” e insuficientes. “Es como poner popotes”, sostuvo.
Con 30 años de radicar en Chetumal, señaló que cualquier residente del municipio sabe el peligro que implica el intentar bloquear ese canal de salida y desfogue de agua.
El revuelo que armó la movilización de la población, logró que la Sedena frenara los trabajos.
La institución habría argumentado que rellenar con material pétreo parte del canal, cruzándole un camino encima, era una solución “temporal” para que pudieran pasar los camiones para rellenar otra área. Luego, señaló que se rellenó “por error”.
“La Sedena reconoció que fue un error y que sí se estaba rellenando por error”, dijo Villarreal, quien cuestionó la respuesta, toda vez que la institución tenía otros 12 tubos listos para ser instalados.
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El material usado para el relleno se ha extraído de bancos habilitados en la zona, que son dinamitados para obtener la piedra. Sin embargo, se presume que sean bancos autorizados.
Después de suspender los trabajos, un capitán que se identificó como Rodolfo Elizondo, acordó con la ciudadanía sostener un nuevo encuentro en el palacio municipal de Bacalar, al día siguiente, para presentarles la propuesta técnica.
Ayer, mientras en Cancún se presumía la llegada del primero de cuatro vagones del Tren Maya, a las cocheras –aun en construcción– la ciudadanía de Bacalar y de Othón P. Blanco, señalaba que aun con el freno del relleno del Estero de Chac, se provocaron impactos ambientales al ecosistema que debían ser remediados.
Se decidió presentar denuncias ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa)
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En la reunión con autoridades de los tres órdenes de gobierno, se insistió en que estas acciones no obedecen a la oposición al megaproyecto, sino al deseo de que se hagan bien las cosas.
“Estamos a favor del tren, pero que se haga bien”, aclaró, Villarreal Sonora, al añadir que se conformó una mesa técnica con especialistas locales y gente que conoce la zona, para garantizar que la obra no genera más impactos irremediables que perjudiquen la Laguna Bacalar, sustento de la población residente.
También se formarán comités de vigilancia en las comunidades y en las zonas de humedales identificadas y donde la Sedena determinó que se van a construir seis puentes para evitar interrumpir el flujo hidrológico del humedal
“Sedena presentó algo muy básico. Tampoco nos mostró los diseños de los puentes y necesitamos verlos, porque es verdad que es mejor eso a que rellenen, pero pedimos que se garantice que no van a provocar mayores impactos”, agregó Villarreal.
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