Chilpancingo.— Alejandra Miranda Hernández está sentada en una banca en la iglesia del barrio de San Francisco, en Chilpancingo, Guerrero. Escucha la misa que celebra el sacerdote Filiberto Velázquez para las madres de los desaparecidos. Es la primera misa de este tipo a la que asiste. Nunca había pasado el Día de las Madres pidiendo el regreso de un hijo.
Como a las otras 20 madres, el dolor y la incertidumbre se reflejan en su rostro. La ausencia es la que predomina.
“Qué difícil es decirles felicidades en esta circunstancia cuando la ausencia de sus hijos es tan grande, así como la ausencia de las autoridades para localizarlos, porque si ellos hicieran su trabajo no estaríamos en esta situación”, subraya el sacerdote.
La misa termina con el grito de lucha de las madres que buscan a un hijo: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
Diego Steve Castro Miranda, el hijo de Alejandra, fue desaparecido el 17 de agosto de 2022 en el barrio de El Santuario, en Tixtla. El joven todos los días iba a Tixtla unas tres horas y regresaba. Era parte de su trabajo como cobrador de una casa de préstamos.
Pero ese día, alrededor de las 10 de la mañana, una camioneta blanca con hombres armados se lo llevó. Alejandra junto con sus demás familiares lo han buscado infinidad de veces en El Santuario, donde ha preguntado por Diego, ha pedido ayuda a los pobladores, pero nadie sabe nada.
Desde el día que desapareció, la Fiscalía General del Estado (FGE) ha hecho una sola diligencia para localizarlo: “Cuando les he pedido que vayan a buscarlo a Tixtla me dicen que no, que ahí es muy peligroso”, narra Alejandra.
Hace ochos meses, Alejandra solicitó a la Comisión Estatal de Búsqueda que realizara una operación para localizar a Diego: “Que espere, que tengo que hacer fila, que antes de la mía hay 15 solicitudes más”, cuenta que le dicen.
En casa de Alejandra no habrá celebración. Con la ausencia de Diego, expone, es imposible.
Marchan madres buscadoras
Este Día de las Madres el dolor y la desesperación, como el de Alejandra, se vio reflejado en cientos de rostros de madres que buscan a sus hijos.
En Veracruz, al grito de “¿dónde están, dónde están, nuestros hijos dónde están?”, madres de desaparecidos se manifestaron en calles de Xalapa.
Portando mantas e imágenes de sus familiares, las mujeres exigieron a las autoridades avances en las investigaciones para localizar a los suyos.
En tanto, en Culiacán, el festejo volvió a ser diferente. Rastreadoras colocaron una larga fila de cruces con los nombres de sus seres queridos y se acostaron con las fotos de sus hijos, esposos, hermanos desaparecidos, en una especie de malla roja para simbolizar la sangre de los ausentes.
Mientras, más de 30 madres potosinas que marcharon por las calles del Centro Histórico especificaron que el Día de las Madres para ellas no se pueda festejar, pues les falta una parte importante en sus vidas: sus hijos.
“Puede haber Navidad, puede haber Año Nuevo, puede ser el cumpleaños de tu hijo, pero nunca vas a sentir tanto dolor como en este día”, comentó Edith Pérez Rodríguez, fundadora de la Organización Civil Voz y Dignidad por los Nuestros.
En el estado de Zacatecas, decenas de madres, esposas y hermanas decidieron no festejar, sino salir a las calles a manifestarse para visibilizar que hay muchas madres desesperadas y sufriendo por las personas desaparecidas.
“¡10 de mayo no es de fiesta, es de lucha y de protesta!; ¡Hijo, escucha, tu madre está en la lucha!; ¿Dónde están, dónde están?, nuestros hijos, ¿dónde están?, y ¡No es normal, ninguna madre debería estar hoy buscando a sus hijos!”, eran algunas de las consignas que se gritaron.
En Aguascalientes, madres buscadoras gritaron consignas como: “¡Nos los arrebataron!”; “¡Estamos muertas en vida!”; “¿Dónde están nuestros hijos?”, y “¡Queremos que nos ayuden a encontrarlos!” para exigir que el gobierno estatal haga su trabajo.
Este tipo de consignas y marchas también se llevaron a cabo en estados como Guanajuato, Jalisco, Morelos, Chiapas, Baja California Sur, Oaxaca, Coahuila y Puebla. Con información de corresponsales