Tabasco.— La muerte de su nieto Adriancito, en abril de 2020, a causa del cáncer le cambió la vida a Raúl Torres, mejor conocido como el mago Chong Tall.

Ahora se ha convertido en altruista que apoya a familias con niños que padecen esta enfermedad y regala sonrisas a chicos y grandes.

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Pocos saben que Raúl Torres Fócil, fundador en 1972 del circo Stardust del mago Chong Tall, que recorrió todo el país y que en 2022 cumplió 50 años, fue maestro de educación primaria, líder sindical y funcionario de la Secretaría de Educación en Tabasco.

“Soy maestro de educación primaria, terminé ciencias de la educación; me especialicé en sicología, di clases a algunos que actualmente son maestros; enseñé en primaria por 25 años más o menos”, relata a EL UNIVERSAL.

Desde pequeño, a Raúl le gustaba participar en obras de teatro y disfrutaba hacer reír a la gente. Siempre impulsado por sus propios padres en la colonia donde ha vivido toda su vida, en una casa ubicada detrás de la catedral del Señor de Tabasco.

“Aquí donde yo vivo; por ejemplo, en la parte de enfrente vivía mi mamá, tenía nueve años, hacíamos teatro con los niños. Con los pocos vecinos de la cerrada y eran los sábados y domingos que había funciones. Aquí empezó todo”, relata maquillado para la ocasión, como lo hizo por más de 40 años.

Pero fue en 2013 cuando a Raúl le cambió la vida. Ese año a su nieto de tan sólo nueve meses le diagnosticaron cáncer en la sangre, y en septiembre después de una exitosa presentación final por todo el estado, anunció el cierre definitivo del circo Stardust, por donde desfilaron artistas como Lucila Mariscal, Luis de Alba y Rafael Inclán, el cual empezó como una carpa improvisada que, incluso, llegó a ser clausurada cuando se atrevió a presentar un espectáculo de travestis, pero que la función continuó.

Después de bajar el telón, Raúl Torres dedicó su tiempo al apoyo de su nieto y creó la fundación Las alas del mago Chong Tall, con la que desde entonces apoya a familias con niños que padecen esta enfermedad, otorgando medicamentos y alimentos básicos; en algunos casos es el intermediario para que empresarios o alguna autoridad brinden un apoyo especial a algún menor. La regla es que no aceptan dinero en efectivo.

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Su nieto Adriancito vivió ocho años con cáncer hasta que en abril de 2020, justo cuando iniciaba la pandemia de Covid-19, falleció. La familia nunca se dio por vencida desde que se le diagnosticó esta enfermedad. “Nunca, nunca, nunca. Hasta el último momento. Sucede eso y pues fue muy fuerte para toda la familia”, comenta Raúl.

“Era el primero y mi hija; tardó mucho tiempo en embarazarse, costó mucho trabajo. Llegó en un momento en el que todo el mundo estaba feliz y todavía cuando él estaba bien en diciembre vino la noticia de que mi hija se había vuelto a embarazar, que era una niña y esto fue en diciembre.

“En febrero, lo llevamos a Orlando a un lugar que un hotelero tiene con muchas hectáreas en las que pueden llegar niños no nada más con cáncer, sino con cualquier tipo de enfermedad que no están graves”, cuenta el mago Chong Tall.

La muerte de su nieto marcó su vida y hoy, Raúl Torres encabeza la fundación que ha ayudado a los poco más de 350 niños con cáncer que hay en el estado, incluso en contra de algunas administraciones estatales, como la que encabezó Arturo Núñez, que le puso obstáculos que sorteó de manera exitosa.

Raúl Torres afirma que lo más importante en esta enfermedad es la prevención, porque eso hace la diferencia entre vivir o morir, por lo que emprendió una campaña para que en todas las escuelas primarias de Tabasco se coloque una lona con los 10 síntomas para detectar el cáncer en los niños.

“En el momento en que te dicen que tiene cáncer un niño es como si a ti te dijeran que tú tienes cáncer, se te cae el mundo”.

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