Chilpancingo.— La capital guerrerense intenta recuperar su cotidianidad, pero no le es posible tras el brutal asesinato del alcalde, el perredista Alejandro Arcos Catalán.
En las calles todo aparenta ser normal: los estudiantes volvieron a las clases, el transporte público está dando el servicio de manera regular, el comercio operando casi al 100 por ciento. El bullicio invadió el centro, el mercado y todas las calles. Sin embargo, la conversación sigue siendo el asesinato de Arcos Catalán.
Los chilpancingueños no superan el asombro de saber que su alcalde fue decapitado. Fuera del ayuntamiento de Chilpancingo, hay un altar improvisado montado por los pobladores en honor del alcalde asesinato. En el piso hay decenas de veladoras, coronas de flores, mensajes y una fotografía de Arcos Catalán.
Ese altar, además de ser un recordatorio, este lunes fue visitado por decenas de personas que se paraban a leer los mensajes o a dejar una veladora. La mayoría se queda unos instantes que no dura más de unos minutos, pero todos lo hacen con solemnidad, con respeto.
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Dentro del ayuntamiento, no todo es normal, el movimiento no recupera su cotidianidad. Muchas oficinas lucen semi vacías, pocos pobladores llegaron a realizar trámites. No se vio a regidores ni tampoco a los funcionarios que nombró Arcos Catalán.
De hecho, hoy no hubo ninguna actividad oficial, lo único que se supo, a través de un comunicado, que el cabildo declaró tres días de luto por el asesinato del alcalde.
El sobrevuelo de un helicóptero del Ejército artillado, a un nivel bajo, también recuerda que en Chilpancingo las cosas no están bien.
Esta no es la primera vez que Chilpancingo intenta recuperar su cotidianidad. No es la primera vez que la violencia trastoca la vida en la capital.
La violencia en los últimos meses es el problema que más preocupa a los pobladores o por lo menos de los empresarios.
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El presidente del Consejo Coordinador Empresarial de Guerrero, Omar Elías Azar, pidió a la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, que atienda la seguridad, antes que la economía, en Chilpancingo.
Elías Azar explicó que la violencia y la inseguridad ha afectado a los comercios. Ejemplificó que el día lunes, un día después del asesinato de Arcos Catalán, un 20 por ciento de los negocios no abrieron.
“Nosotros le pedimos a las autoridades que cumplan con su trabajo y garanticen que en Chilpancingo haya paz y tranquilidad”, dijo el empresario.
Pidió a la presidenta que instruya al secretario de Seguridad Pública, Omar García Harfuch atienda personalmente el problema de la inseguridad en Guerrero.
“García Harfuch conoce Guerrero, en 2014 fue coordinador de la Policía Federal en Guerrero, él sabe cómo está el problema de inseguridad”, dijo.
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