Chilpancingo.— Diana Hernández Hernández tiene 34 años, es la candidata de Morena al Distrito local 25 y hará campaña en el territorio más minado para ello en : Chilapa.

En ese mismo sitio, un comando armado asesinó a su papá, a su mamá, a su abuela y al chofer de su padre el pasado proceso electoral de 2018. Los torturaron y después los quemaron dentro una camioneta.

Ranferi Hernández, el papá de la actual candidata, era el principal aspirante de Morena por el Distrito sexto federal.

Con el paso de los años, Chilapa se ha convertido en un lugar peligroso para todos. En 2018 asesinaron a dos precandidatas por el Distrito local 25 y, después de la elección, a otra más.

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En este contexto, el pasado domingo Diana Hernández arrancó su campaña con un recorrido por el ancestral tianguis de Chilapa. Sin embargo, el lunes suspendió sus actividades para ir a Chilpancingo, donde exigió al gobernador Héctor Astudillo que responda la solicitud de medidas cautelares que le hizo el 29 de marzo pasado para hacer campaña.

“Si el estado no me puede garantizar las medidas cautelares, que me lo hagan saber. Nosotros no estamos cerrados, pero que me hagan saber las cosas a tiempo, porque ahorita ya estamos en campaña y yo estoy perdiendo el tiempo. En las comunidades nos están esperando, pero si no nos dan esto, no me puedo lanzar así”, dijo Diana en conferencia de prensa en la puerta del Palacio de Gobierno, en Chilpancingo.

El martes, a Diana le asignaron seguridad para que pueda hacer proselitismo. Sus recorridos los reanudará hoy.

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Violencia

Hacer campaña en Chilapa es casi imposible. El 1 de mayo de 2015, hombres armados interceptaron en la comunidad de Atzacualoya al candidato del PRI a la alcaldía de Chilapa, Ulises Fabián Quiroz. Bajaron a sus acompañantes, los hincaron y a él se lo llevaron al otro extremo: lo golpearon y le dispararon 13 veces.

Tras cinco días, 300 hombres armados tomaron la cabecera municipal de Chilapa; desarmaron a la policía municipal y el alcalde en turno, el priista Francisco Javier García, salió huyendo. Estuvieron cinco días y se llevaron a, por lo menos, 30 jóvenes; hoy nadie sabe dónde están.

Ese año, todos los candidatos hicieron campaña encerrados y ocurrió algo inusual: los pueblos visitaban a los aspirantes.

El proceso electoral anterior, en 2018, también estuvo marcado por la violencia. El primer asesinado fue, precisamente, el padre de Diana, el líder social y exdirigente estatal del PRD Ranferi Hernández Acevedo.

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Ranferi Hernández participaba en la promoción de la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador. Manifestó interés por ser el candidato de Morena en el sexto Distrito.

La noche del 14 de octubre, sobre la carretera Ahuacuotzingo-Chilapa, hallaron ardiendo la camioneta de Ranferi Hernández. Dentro estaban su cadáver, el de su esposa, suegra y chofer.

La violencia continuó. Ese mismo año, cuando comenzaba formalmente el proceso, hombres armados llegaron al restaurante de Antonia Jaimes Moctezuma. Le dispararon en cuatro ocasiones; cuando eso ocurrió, ella ya había desistido de ser la candidata del PRD al Distrito 25. Cuatro días después, en Atzacualoya, Chilapa, apareció el cuerpo de Dulce Rejaba Pedro, una joven de 27 años de edad que se registró en el PRI como precandidata a diputada por el Distrito 25.

Durante la campaña asesinaron a operadores políticos del PRI, del PRI y de Morena.

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Cuando el proceso electoral terminó, asesinaron a dos más: primero, en agosto de 2019, a la excandidata a diputada por el Distrito 25 de Morena, Bertha Silva, y 15 días después, al excandidato de Morena a la alcaldía de Chilapa, Orencio Bello Sánchez.

Durante el actual proceso electoral, el pasado 25 de noviembre de 2020 asesinaron a Antonio Hernández, quien fue candidato a la alcaldía por el sol azteca en 2018 y otra vez había manifestado su interés por competir en los comicios del 6 de junio.