Comitán de Domínguez, Chis.- José Manuel Hernández Martínez, líder de la Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ) Región Carranza, ha librado emboscadas, tiroteos con cuernos de chivo, intentos de rapto y en 1969 cuando su padre fue desterrado, empezó a dirigir a los tzotziles que buscaban recuperar sus tierras, pero dos años después, los pistoleros a sueldo de los caciques mataron al primer comisariado de bienes comunales, José Córdova y desde entonces, los asesinatos no se detienen.
Este hombre de 66 años de edad, conocido entre los tzotziles como "El Chema" , con 17 averiguaciones previas en su contra, acusado de pertenecer al PROCUP, EPR, EZLN y a Los Zetas, que ya ha sido encarcelado en Chiapas, pero también en el Centro Federal de Rehabilitación Social número 4, de Nayarit , alerta que al no atender el conflicto agrario en Venustiano Carranza, será inminente un “derramamiento de sangre”.
La disputa de la tierra que ha dejado decenas de huérfanos y viudas en la antigua San Bartolomé de los Llanos, como se le conocía a Venustiano Carranza, es “una bomba de tiempo” que generaron los caciques Carmen Orantes Alegría y Augusto Castellanos, desde 1971, cuando empezaron a armar facciones para golpear a los tzotziles que buscaban regularizar su tierra.
En 1976, "El Chema" menciona que en el marco del asesinato de Augusto Castellanos, el Ejército y la Policía incursionan al municipio para atacar por varias horas a los integrantes de la Casa del Pueblo, hecho que dejó dos tzotziles muertos, tres heridos, un centenar de detenidos y seis mujeres violadas.
A los detenidos los trasladaron a la entonces XXXI Zona Militar de Tuxtla, donde los fotografiaron con armas de alto poder y los torturaron. Esa fue la primera vez que El Chema cae preso.
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"El Chema" rememora en un video, que los antepasados de los tzotziles modernos compraron en 1777, a la Capitanía General de Guatemala, la que pertenecía Chiapas, mil 300 caballerías de tierras, pero en ese tiempo, la Corona española donó a San Bartolomé de los Llanos, 300 caballerías.
Desde entonces los tzotziles poseyeron mil 600 caballerías, es decir unas 75 mil hectáreas.
Pero al paso de los años y en el siglo pasado, “esas tierras ricas en ganadería y agricultura”, fueron tomadas por los terratenientes, despojando mediante la violencia a sus antiguos dueños.
En 1937, se lleva a cabo la gestión y titulación de los bienes comunales, pero es hasta en 1965 cuando sale un Decreto Presidencial, firmado por Gustavo Díaz Ordaz, donde se le reconoce a la comunidad, 50 mil 152 hectáreas, pero más de 25 mil quedan en manos de los terratenientes, explicó "El Chema".
En los trámites para la ejecución presidencial, de las tierras, los tzotziles nombran al primer comisariado de los bienes comunales, José Córdova, que fue asesinado en su domicilio cuando retornaba de realizar gestiones ante autoridades agrarias.
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En ese momento es cuando los caciques Carmen Orantes Alegría y Augusto Castellanos, forman a las guardias blancas para emprender la “cacería” de los tzotziles, que veían como una amenaza.
Lo que siguió fueron los asesinatos de Gaspar Díaz Reyes y el maestro solidario con los tzotziles Manuel Gómez Ortega.
En la lucha por regularizar la tierra, aparecieron opositores, que no querían que se realizaran los trámites ante la Secretaría de la Reforma Agraria, porque "así se los había ordenado los caciques", dice el dirigente que vive en una casa de paredes de block desnudas, a diferencia de otros líderes campesinos que poseen autos, casas de lujo y ranchos.
En El Paraíso del Grijalva, aparece Bartolo Gómez Mendoza, conocido como "El Pelón", compadre de Orantes y Castellanos, mientras que en el barrio El Convento, en la cabecera municipal, surge Bartolo Martínez Vázquez, alias "El Güesté", que organizan a grupos de choque, en respaldo de los terratenientes.
Pero en 1974 cuando se da la resolución presidencial, el gobierno expresa su oposición a que los ganaderos dejen las tierras para cederlas a los tzotziles y es cuando desaparecen a tres campesinos de los que en la actualidad no se conoce su paradero.
En ese tiempo los comuneros era militantes del PRI y pertenecían a la Confederación Nacional Campesina (CNC), pero aun así los tzotziles eran asesinados.
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Pese a la negativa del gobierno para recuperar las tierras, los tzotziles inician el proceso de ocupación en 1976, pero en respuesta, los pistoleros responden con el asesinato de Bartolomé Martínez Villatoro, en la comunidad de Aguacatenango.
En una primera acción, los tzotziles logran recuperar 42 mil hectáreas, pero exigían la devolución de tres mil 184 hectáreas que la Reforma Agraria les decía “no se podían regularizar” y que mejor se olvidaran de ellas, porque “ya no iban a pertenecer a la comunidad”.
Después vino otro ataque del Ejército que dejó tres fallecidos y tres heridos y es en ese momento cuando los tzotziles empiezan a reorganizarse, para “presentar una sola fuerza” con el fin de enfrentar al gobierno y caciques.
Una vez organizados, recuperan mil 56 hectáreas, pero hasta ahí el costo era de 38 tzotziles asesinados , decenas de heridos y desplazados.
El seis de octubre de 1984, Carranza se vuelve a teñir de sangre, con una emboscada que perpetraron habitante de Paraíso del Grijalva, en un punto conocido como El Roblar, donde mueren nueve tzotziles, entre hombres, mujeres y niños.
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El gobierno para tratar de buscar una solución, reubica a 49 familias al distrito de riego de San Gregorio Chamic, en el municipio de Frontera Comalapa, pero las familias “no se van” y continúan “provocando el conflicto”.
Pese al asesinato de los nueve tzotziles , la Casa del Pueblo “no toma venganza y exige al gobierno castigo para los homicidas y que tome la justicia, porque es el papel que le corresponde”, asegura José María.
Cuando se da el levantamiento zapatista, aparecen grupos paramilitares y en Carranza surge la Alianza San Bartolomé de los Llanos, “reconocido internacionalmente”, como la banda Escuadrón de la muerte, financiada por el alcalde Dario Galileo Borraz Gordillo, un diputado y el cacique Jesús Orantes Ruiz.
En la actualidad, el conflicto agrario persiste, ya que Paraíso del Grijalva, aun “provoca problemas”, mientras la Casa del Pueblo, “aguanta el hostigamiento y las amenazas”.
“¿Hasta cuándo va aguantar la Casa del Pueblo?", se pregunta Hernández Martínez y el mismo se responde: “Esto es una bomba de tiempo”.
“Urge la intervención del gobierno para buscar una solución pacífica y favorable en la que se retome la paz y la tranquilidad en el municipio con justicia”, clama "El Chema".
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