La Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Michoacán, informó que uno de los rubros que requiere de mayor atención en los penales del estado es el relacionado con la estancia digna y segura en prisión.
Para la CEDH, contar con un sistema penitenciario sano y estable, es uno de los retos que se enfrenta en cuanto al respeto a los derechos humanos .
Señaló que solo de esta forma se contribuye a la reinserción social de los internos.
De acuerdo al Diagnóstico Estatal de Supervisión Penitenciaria, el organismo consideró que las acciones que se implementan para despresurizar estos espacios permitirán evitar violaciones a los derechos humanos y mantener un mayor control en los mismos.
Ese diagnóstico se lleva a cabo, explicó, para conocer las condiciones en que se encuentran las personas privadas de su libertad, así como verificar el respeto y observancia de los derechos humanos en los centros de reclusión.
La CEDH enfatizó que por lo anterior, acompañó a las autoridades penitenciarias en el traslado de los internos del Centro de Reinserción Social de Zamora al de La Piedad.
Afirmó que el traslado de reclusos, se llevó a cabo en apego al respeto a los derechos humanos de 119 internos por orden del Juez de Ejecución de Sanciones Penales.
El visitador Regional, Víctor Villanueva Hernández, explicó que el cambio se efectuó de Zamora a La Piedad, con la intención de evitar la sobrepoblación.
Precisó que el penal de Zamora tiene una capacidad para 350 internos y tenía una población de 368, por lo que se trasladaron 119 reclusos a La Piedad, cuya capacidad es de 620.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos reconoció los avances para lograr el buen funcionamiento del sistema penitenciario estatal.
Ello, dijo, se refleja en las revisión que realiza a los Ceresos, que en el 2015 obtuvieron una calificación global de 7.36, para 2016 subió a 8.06 y en el 2017 a 8.40.
En el más reciente diagnóstico realizado por la CEDH en el año 2017 en los 10 penales estatales de la entidad, se evaluó la situación jurídica de los internos.
También se evaluó: estancia digna y segura en prisión; integridad física y moral; actividades productivas y educativas; vinculación social del interno; orden y aplicación de sanciones, así como derechos humanos de grupos especiales en prisión.
En esa revisión, los indicadores con mayor calificación fueron: Respeto al horario y días de la visita íntima; Actividades recreativas que lleva a cabo el interno; Programación de actividades diarias para internos; Comunicación con el exterior y Respeto al horario y días de la visita familiar.
Los indicadores con menor calificación fueron: Mobiliario en las aulas de clase; Mantenimiento e higiene en los espacios de castigo; Condiciones materiales de los espacios de castigo; Atención integral (social, médica, psicológica y psiquiátrica), así como, Atención a enfermos mentales.
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