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Santa Ana Zegache.— En esta comunidad zapoteca la carretilla dejó de ser de uso exclusivo para los hombres en la construcción, a fin de convertirse en una de las principales herramientas de las mujeres en la cocina.
Las mujeres zapotecas de esta localidad del valle de Oaxaca se apropiaron de este vehículo pequeño de una rueda para transformarlo en un fogón de tortillas.
Por décadas, de generación en generación, las zapotecas se hincaban para elaborar sus tortillas, tostadas y tlayudas, porque su comal estaba en el suelo, pero desde hace 15 años el uso de la carretilla les cambió la vida, platica Tomasa Gaspar, de 48 años.
“En aquel tiempo era en el suelo, hincada, todo se molía así, en el suelo, hasta el chile, luego dolía bastante; imagínese cuánto tiempo”, platica la mujer mientras hace tortillas.
Aquí, en Santa Ana Zegache, municipio de la región de Valles Centrales y distante a 34 kilómetros de la ciudad de Oaxaca, es cotidiano para sus pobladores hacer sus fogones a base de este elemento que en cualquier otra parte del mundo es empleado para trasladar diversos materiales, principalmente en la construcción.
Es práctico y fácil de mover, dice Tomasa, quien desde los 10 años elabora tortillas y ha vivido la transformación de su fogón. Ahora puede moler alimentos sin estar agachada.
Se preparan para el festín. Son los primeros días de diciembre y la comunidad se prepara para la Navidad; es la familia Pérez Díaz la que donará la comida durante cinco días y, para ello, deberá de elaborar alrededor de mil 500 tostadas.
En el patio del hogar de esta familia, cinco cocineras muelen diariamente unos 40 kilogramos de maíz para la fiesta; todas, incluyendo a Tomasa, trabajan con sus hornos en carretillas.
A lado de ellas se encuentra otra, pero ésta es de uso exclusivo para llevar el nixtamal al molino.
Primero se pone arena en la carretilla, luego una lámina, después una base de barro para la leña y encima de todo esto se coloca el comal, explica Inés Díaz, otra cocinera de 63 años de edad, quien desde su adolescencia se dedica a la molienda.
Ella también molió hincada durante toda su juventud, al igual que su madre, cuenta, de quien heredó el oficio. Con sus propias manos y con agilidad, sin ninguna máquina, prepara las tostadas. Inés aún vive de la venta de sus tortillas.
Además de que ya no tienen que hincarse, también usan la carretilla porque es fácil de moverse de un lugar a otro y montar sus fogones, también porque resulta más económico que poner una base de concreto, platica Emelia Pérez Díaz, otra de las cocineras: “La carretilla la podemos mover para donde queramos llevarla”, reitera.
La mujer es hermana del padrino de la fiesta de Navidad, Leoncio Pérez Díaz, un migrante que radica de forma ilegal en Estados Unidos y quien no podrá viajar a su comunidad de origen en estas fiestas decembrinas, ante la política migratoria que mantiene el presidente estadounidense Donald Trump.
Para las próximas celebraciones que serán los días 16, 24, 25 y 31 de diciembre, así como el 1 de enero, la familia Pérez Díaz dará de comer a la comunidad los cinco días y para ello han destinado alrededor de 250 mil pesos. “Nos preparamos con alegría, con mucho orgullo”, expresa Emelia.
Cada tostada que elaboran aquí en Santa Ana Zegache dura hasta un mes sin echarse a perder, aseguran las cocineras, por lo que desde el 1 de diciembre empezaron a elaborarlas para tenerlas listas en las cenas de Navidad y fin de año. Para estas mujeres, la carretilla-fogón además de facilitarles la movilidad, les ha transformado la vida.