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Tonalá.— Tras tomar un descanso en este municipio, donde el ayuntamiento les proporcionó alimento, agua, atención médica y letrinas, la caravana migrante avanzó la tarde de ayer a la cabecera municipal de Arriaga divididos en dos bloques.
El contingente se encontró a medio camino entre Tonalá y Arriaga con un operativo del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Guardia Nacional. El primer bloque de migrantes, conformado en su mayoría por mujeres y menores, le lloraron a los elementos de seguridad para que les permitieran el paso.
El segundo bloque se sintió amenazado y agredió a los agentes para poder pasar el retén, aprovechando su superioridad numérica. Una vez que pasaron ese punto, la mayoría de los extranjeros se subieron a camiones de plataforma y tráileres para llegar a los límites de Chiapas y Oaxaca.
Mermados
En Tonalá, mientras el contingente descansaba, los médicos adscritos a los tres niveles de gobierno brindaron atención médica a los migrantes en un módulo de atención en el centro del parque, donde se instalaron hombres, mujeres y niños.
Uno de los casos más complicados fue el de la pequeña Mia, de dos años, con problema de autismo y discapacidad visual.
Tras una valoración médica, la niña fue trasladada de urgencia en una ambulancia al hospital Juan C. Corzo, debido a la deshidratación severa que presentó por vómito, tos y fiebre.
“Es una paciente de dos años, ha presentado deshidratación, no ha tolerado los medicamentos ni alimentos y hoy continúa con tos y flemas verdosas, deshidratación severa, la vamos a referir al hospital Juan C. Corzo, está bastante grave, es de urgencia”, refiere en su reporte la médica.
La lluvia, el sol, el sereno por la noches en la intemperie y los cambios de temperatura enfermaron a los menores, según explica la médico; pero, en el caso de Mia, fue con más fuerza.
La madre de Mia, Fernanda Paniagua, tiene 31 años y es originaria de Guatemala. Explica que viaja con su esposo, su madre y los siete menores de edad.
Fernanda describe a Mia como una niña alegre, tranquila, cariñosa y amigable, pero cuando está en crisis, pega y muerde a sus hermanitos, “pero así es nuestra niña consentida”.
La madre relata que se vieron obligados a dejar Guatemala debido a las extorsiones y amenazas de secuestro de unos de sus hijos, si no pagaban la cantidad de 40 mil quetzales.
“En una ocasión los extorsionadores tiraron a mi esposo y a mí de la moto, pero no le dimos importancia hasta que empezaron a enviar audios a mi mamá que iban a secuestrar a uno de mis hijos, si no pagábamos lo que exigían; por eso emigramos”, explica.
“No queremos regresarnos a Tapachula; hemos pasado por tantas cosas. Al niño Matiu Alejandro le rajaron la cabeza unos policías el primer día de la caminata. Queremos ver qué posibilidades hay de pedir asilo en Estados Unidos”, refiere sobre sus intenciones
Media hora después de ser canalizada al hospital por el estado grave que presenta la menor, Fernanda regresó a la caravana, ya que los médicos le comentaron que debían darle un medicamento que ellos no tienen y la familia continuará su camino, pese al estado de salud de Mia.