Arriaga.— En el día 16 desde que salió la caravana migrante desde Tapachula, los organizadores cambiaron de ruta, pues en un principio acordaron tomar camino hacia Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y seguir la ruta del Golfo, pero por la tarde decidieron ir rumbo a Oaxaca, por el Pacífico.
Desde temprano, elementos de la Guardia Nacional (GN) de Caminos cerraron por varias horas la carretera que comunica al estado de Oaxaca con Chiapas para impedir el avance de la caravana migrante, cuyo objetivo es llegar a la Ciudad de México.
El contingente, de unos 3 mil 500 extranjeros irregulares, entre ellos mil 250 menores de siete años, reanudó su camino a las nueve de la mañana rumbo a la autopista Arriaga-Tuxtla Gutiérrez, donde pretendían pedir raid a camiones de carga o tráileres, pero se encontraron con una vía vacía por el bloque de autoridades.
Para esa hora ya había un sol resplandeciente, con una temperatura de hasta 44 grados, por lo que los migrantes decidieron descansar a los costados de la carretera de ambos carriles, vencidos por el cansancio y acordaron ir hacia Oaxaca.
En tanto, en las cercanías del contingente migrante se mueven elementos del INM en varias camionetas conocidas como perreras al acecho de los migrantes.
Los centroamericanos señalan que sus hijos vienen enfermos de tos, gripe, temperatura, deshidratación severa, pero a pesar de ello no desisten para entregarse a las autoridades migratorias, quienes tratan de convencerlos de que los quieren proteger y les ofrecen darles sus papeles, pero las experiencias que han tenido con ellos los hace desconfiar, además de que todavía se han visto detenciones.
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