Capulálpam.— “Se secaron los manantiales porque se filtraba el agua. Aquí, bajo suelo, donde estamos, aquí hay un hueco, es un túnel a donde están entrando ellos. Están pasando aquí abajo, a lo mejor ya están por allá arriba. El agua se filtra y se va”, dice Daniel Pacheco Herrera, mientras señala hacia el norte del bosque que fue quemado tres días después de que los pobladores de Capulálpam de Méndez hicieran público su rechazo a la minería.
Don Daniel al igual que el resto de las familias zapotecas de Capulálpam de Méndez, ubicada en la Sierra Norte de Oaxaca, han visto cómo la minería ha devorado 13 de sus 14 manantiales. También enumeran la muerte de personas, enfermedades, contaminación en sus ríos y arroyos como consecuencias de la operación clandestina de la mina canadiense Continnum Resources LTD, que pasa por alto un amparo otorgado por el Poder Judicial de la Federación a favor de la comunidad.
Así como la consecuente filtración de agua potable hacia la mina, también se han localizado contaminantes de desechos tóxicos en las orillas del río grande de Capulálpam, el cual atraviesa decenas de pueblos de la región del Papaloapan hasta desembocar en el mar.
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Fue hace más de 20 años cuando la comunidad zapoteca de Capulálpam decidió frenar a la minera Natividad y Anexas, S.A. de C.V, filial de la canadiense Continnum Resources LTD, luego de que se dieron cuenta de que muchas personas morían a temprana edad y que sus manantiales se iban secando hasta ser devorados por túneles de la empresa.
Desde entonces, han emprendido una lucha de resistencia. El pasado 1 de junio detuvieron un camión con 20 toneladas de mineral extraído ilegalmente de la mina. Al siguiente día, por decisión de la asamblea comunitaria, no se instalaron las casillas para las elecciones más grandes de México, en protesta al cierre definitivo de la minera.
“Estamos luchando por lo que es nuestro. Ha sido un desgaste tremendo, para las autoridades, para la comunidad en general, desgaste económico, físico, moral, de todo. Y, sin embargo, hemos dado la batalla, sabemos que tenemos la razón”, destaca Saúl Aquino, integrante del Consejo de Caracterizados de la gobernanza comunitaria de Capulálpam.
El pueblo zapoteco señala que el pasado febrero ganaron un amparo para la cancelación de las concesiones mineras; sin embargo, esta sigue operando de manera ilegal, sin que el gobierno del estado ni el gobierno federal la cierren en definitiva.
“Exigimos al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que cierre y clausure la minera Natividad y que se haga responsable o que se deslinde de la responsabilidad a quien corresponda, de los daños causados al patrimonio de nuestra comunidad indígena; acusamos al gobierno federal de actuar con secrecía y omisión, y de su trato racista y discriminatorio contra nuestra comunidad”, han declarado las autoridades comunales de Capulálpam y de otras poblaciones zapotecas.
Represión por luchar
“No es casualidad que se hayan incendiado nuestros bosques tres días después de que hiciéramos público nuestro rechazo a la minería y dos días después de las elecciones donde no permitimos la instalación de casillas”, dice uno de los vecinos que omitió su nombre para evitar represalias.
El incendio que comenzó el 4 de junio consumió cerca de 100 hectáreas de bosque: “Cuando ya se había apagado de un lado, se volvió a prender de otro lado, al mismo tiempo, cuando estábamos apagando el fuego, se escucharon detonaciones”, narran las personas que asistieron a apoyar para apagar el fuego.
Un día antes del incendio, durante su conferencia de prensa el gobernador de Oaxaca, Salomón Jara Cruz, calificó como “irresponsables” las acciones de Capulálpam al evitar la instalación de las casillas.
Comparó el derecho a votar con el derecho a la alimentación, como un crimen. “Si Capulálpam nos hubiera avisado con ocho días de anticipación, lo hubiéramos tratado y platicado con ellos”, declaró.
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En resistencia permanente
“Luchamos por el agua, por la vida, luchamos porque creemos que hay otras formas diferentes de convivir con la naturaleza y de tener esta relación tan estrecha”, dice con seguridad el presidente de Bienes Comunales, Francisco García López.
El 1 de junio de 2024 fue la segunda vez que los pobladores y autoridades comunitarias decomisaron decenas de toneladas de minerales extraídos ilegalmente en su territorio. Y aunque la empresa ha dicho que está en otro municipio, la excavación subterránea ha avanzado más de 50 kilómetros por debajo de los bosques de Capulálpam.
A principios de los años 90 la empresa minera cerró sus actividades. Pero a partir de 2002, La Natividad y Anexas, S.A. de C.V. acaparó concesiones mineras en cientos de hectáreas de bosques en la Sierra Norte de Oaxaca, entre ellas, ocho en Capulálpam de Méndez y dos en La Natividad.
En 2005 llegó a Capulálpam el gerente general y otros representantes de la empresa canadiense Continuum Resources Ltd, para presentar un proyecto de exploración y extracción de minerales hacia el norte de donde está ubicada actualmente la mina, sobre la última reserva de agua de Capulálpam. Desde entonces, la resistencia y la lucha legal se han vuelto la bandera de las familias. Esta zona norte corresponde a la cuenca de la Y donde Capulálpam tiene su última reserva de agua para el consumo humano.
“Desde este nuevo proyecto, hemos interpuesto innumerables denuncias ante la Profepa, Conagua, Semarnat y la Secretaría de Economía, por las graves consecuencias ambientales, sociales y de saqueo de minerales por la empresa canadiense, Natividad. Pero los organismos no han supervisado, ni han aplicado las leyes en materia del medio ambiente y de protección a los derechos de nuestra comunidad, y de las comunidades de la Sierra Juárez que han sido directamente afectadas por la minera”, acusan las mujeres de la comunidad.
“Es extremadamente grave que la minera Natividad sustraiga minerales en la cuenca de la Y porque es la última reserva de agua que tenemos”, dicen las familias.
Territorio en disputa
De las 23 concesiones mineras vigentes en la Sierra Norte, 13 se ubican en Capulálpam de Méndez, lo cual lo convierte en el municipio con mayor número de concesiones en esta región de Oaxaca, de acuerdo con la Secretaría de Economía (SE). Según información obtenida vía transparencia por este medio, hasta 2018 en Oaxaca sumaban 259 concesiones registradas; sin embargo, podrían ser más, debido a que el gobierno federal determinó bloquear esta información desde inicios de ese año.
De las 259 concesiones registradas, 27 corresponden a la Mixteca; 9 a la Cañada; 15 a la Costa; 77 al Istmo; 23 a la Sierra Norte; 17 a la Sierra Sur; ninguna a Papaloapan y 91 a Valles Centrales, señala el reporte de la SE.
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Defensa por los bosques y el agua
Daniel Pacheco, de más de 70 años, trabajó 22 en la mina de la Natividad y sólo llegó a recibir 33 pesos al día. De acuerdo con los pobladores, antes de los años 90, decenas de familias de Capulálpam dependían de la minería, pero con el tiempo se dieron cuenta de los efectos negativos.
En 1990, Daniel dejó de laborar en la minería y comenzó a trabajar de comerciante, luego en el ecoturismo; “No estoy de acuerdo con la minería porque sacan la riqueza y dejan pobre al pueblo. Vamos a luchar hasta donde podamos hacerlo”, indica. Capulálpam ha logrado impulsar empresas comunitarias como un aserradero, una compañía de ecoturismo, una purificadora de agua, una clínica de medicina tradicional, la procesadora de materiales pétreos y un proyecto de mujeres artesanas, entre otros. Estas empresas generan más de 55 empleos directos y varios indirectos.
Por su labor ecológica, Capulálpam ha sido reconocida a nivel nacional e internacional por organizaciones de conservación ambiental.
Debido a los cambios de nombres de las empresas que operan la concesión minera de Continuum Resources Ltd no fue posible solicitar su versión sobre su operación ilegal en Capulálpam. Según el informe 2021 de la Secretaria de Economía, esta compañía no opera en México desde 2020.