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El olor a mezcal, las luces de los juegos mecánicos, la lluvia, incluso el aroma a tierra mojada se plasman vívidos en la fotografía estenopeica que la periodista y fotógrafa oaxaqueña Regina Mejía captura como parte del devenir en los espacios que sobreviven del Oaxaca tradicional.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Gina, como se le conoce entre quienes conforman los medios de comunicación y se dedican a la difusión cultural, relata que fue en 2007 cuando comenzó a dar sus primeros pasos como practicante en una empresa de comunicación tradicional en esta entidad, donde permaneció hasta 2015.
Desde el principio, detalla, aunque tuvo la oportunidad de conocer las diferentes secciones del diario, su objetivo fue formarse como periodista cultural.
Sin embargo, para Gina, la fotografía siempre fue una de sus pasiones, la cual se interesó en cultivar desde la adolescencia, sobre todo la fotografía análoga, área en la que completó diversos cursos en varias instituciones, incluyendo la Casa de la Cultura.
Fue hasta 2015 cuando Regina Mejía decidió aprender sobre fotografía estenopeica de la mano de Fausto Nahúm, director del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB), y la fotógrafa María Luisa Santos.
“Siempre me han dado curiosidad los procesos tradicionales y en la fotografía no fue la excepción, mucho de la foto estenopeica es la magia que crea el poder tomar una foto con una caja de madera y sorprenderte con los resultados”, indica.
Cautivada por la magia de la fotografía estenopeica, Gina comenzó a trabajar en las imágenes que en 2019 permitieron el nacimiento de la muestra Entre copa y copa, un recorrido fotográfico por las cantinas tradicionales de Oaxaca que hablan, según su autora, de la nostalgia de esos espacios que se resisten al paso del tiempo y que constituyen sitios importantes en barrios tradicionales en el estado.
Además, comenzó a trabajar en una colección de fotografía estenopeica sobre las ferias tradicionales: “Me gusta trabajar en esos espacios que con el tiempo siguen perdurando, me recuerdan a mi infancia, el tiempo que pasábamos en familia”.
Gina continúa nutriendo una tercera colección que retrata a las misceláneas tradicionales que han perdurado en las comunidades indígenas: “Es algo que me sigue sorprendiendo, encontrar esos espacios que nos recuerdan épocas de la vida”.
Su primera exposición colectiva se realizó en 2016, donde compartió la imagen de un paisaje; en 2017, Volver, una serie fotográfica de 10 obras dedicada a las ferias tradicionales fue inaugurada en la Octava Semana de la Fotografía Estenopeica en el Centro Histórico de la capital oaxaqueña.
La fotógrafa y periodista afirma que los procesos tradicionales de fotografía requieren, como un elemento primordial, el tiempo y la paciencia, pues a diferencia de los procesos digitales, que son de captura instantánea, una foto estenopeica requiere de un proceso más largo.
Comenta que en Oaxaca el escenario para la fotografía estenopeica ha crecido y reconoce la labor de María Luisa Santos Cuéllar, quien ha acogido a diversas personas interesadas en los procesos fotográficos.
“Los procesos tradicionales están regresando. Han salido de Oaxaca hacia otros lugares exposiciones sobre la fotografía análoga y estenopeica”, subraya Gina Mejía.