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La utilización de cañones antigranizo por la empresa armadora Volkswagen, en Puebla, ha generado protestas y acusaciones por parte de agricultores; sin embargo, especialistas en el tema consideran menores los efectos de esa tecnología.
Los campesinos denunciaron que debido al uso de los cañones han perdido cosechas, como consecuencia de la falta de lluvias, en tanto la armadora alemana aceptó el uso de esos mecanismos, pero aclaró que sólo afectan un radio de un kilómetro.
El caso. Agricultores de los municipios de Santa Rita Tlahuapan, Coronango y Cuautlancingo demandaron a la empresa 73 millones de pesos por indemnización ante la pérdida de cosechas que no obtendrán este año. Argumentan que las bombas antigranizo alteraron las lluvias que por esta época se registran.
Los inconformes explican que desde mayo pasado, Volkswagen utiliza las bombas para evitar la lluvia con granizo que afecta a las unidades ensambladas que están en sus terrenos. Aseguran que son 300 ejidatarios y pequeños agricultores quienes no ven resultados de las cosechas que hicieron hace meses en 180 hectáreas.
Sin embargo, el gerente de Gestión Ambiental de la marca, Carlos Luna Ramírez, negó que el uso de los cañones altere los temporales, además de que se tienen los permisos de la Secretaría de Desarrollo Rural, Sustentabilidad y Ordenamiento Territorialpara usar este dispositivo.
Justificó su uso a raíz de las pérdidas calculadas en 20 millones de dólares que tuvieron en unidades ensambladas que resultaron dañadas por la caída de granizo.
Agregó que las ondas sonoras alcanzan un kilómetro cuadrado y cuando los dispositivos se usan generan fricción con el granizo y la estructura molecular se modifica.
“Estos equipos se utilizan como un método en el sector agrícola. Nosotros contamos con los permisos”.
El gobernador José Antonio Gali Fayad destacó que el conflicto entre Volkswagen y los campesinos quedará resuelto a la brevedad, para garantizar que ninguna de las partes pierda.
El mandatario no especificó si habrá indemnización en favor de los agricultores que condenan el uso de esta tecnología que supuestamente alteró el clima y perjudicó sus cosechas.
La falta de lluvia. El profesor de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), José Zamorano Mendoza, consideró subjetivo afirmar que los cañones perjudican las cosechas de Santa Rita Tlahuapan, Coronango y Cuautlancingo.
“Atribuirle eso al tema de la lluvia y que digan que fue por los cañones antigranizo me parece que no tiene sustento científico o real. Yo digo que deja de llover, pero no por los cañones, sino porque no se generan los suficientes huracanes”.
El docente de la Facultad de Agronomía afirmó que el Centro Nacional de Huracanes, ubicado en Miami, disminuyó sus pronósticos sobre el número de huracanes para el Atlántico, lo cual afectó a los estados de México en las precipitaciones pluviales.
Con 30 años de experiencia en agrometeorología, detalló que la entidad se caracteriza por la canícula pronosticada para 40 días entre los meses de julio y agosto, lo que constituye otro factor para que no llueva.
Zamora Mendoza destacó que debe existir un conocimiento exacto sobre la utilización de esta tecnología para evitar la conformación de granizo, de lo contrario, sólo se provocará que la gota normal de agua que se genera en la atmósfera reduzca su tamaño.
El cañón genera una onda de presión provocando que los cristales de hielo se rompan, pero se logra mediante información satelital o de radar que indique el momento exacto de la formación del granizo.
El mito. Además, su efectividad ha sido cuestionada por académicos de distintas universidades nacionales. Especialistas de la Universidad de Guadalajara y San Luis Potosí se han manifestado en contra de su uso.
Para Fernando García, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, es un mito la capacidad que tienen los cañones antigranizo para frenar grandes tormentas.
A pesar de que esta tecnología lleva más de 100 años empleándose en Europa y 50 en México, no hay evidencia científica de que funcione.
Un estudio realizado en Suiza durante los años 80, y citado por la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM, arrojó que las probabilidades de que disminuya la generación de granizo es de 35%.