Puebla.— “Si me hubieran diagnosticado a tiempo, la diferencia es que habría conservado el seno y que mi porcentaje de recaída habría sido menor. La diferencia es que no me seguiría sintiendo tan mal ni estaría tomando tantos medicamentos y terapia hormonal (...) Le diría a las mujeres que no importa que les digan exageradas; exagera todo lo que quieras, pero revísate, eso puede ser la diferencia”, dice desde la ciudad de Puebla, Greyci Juárez, sobreviviente al , enfermedad que es la principal causa de mortalidad en las mujeres en el mundo, según la .

Con 37 años de edad y contadora de profesión, Greyci habla sobre lo difícil que ha sido sobrellevar su enfermedad, sobre todo debido a la mala atención médica, tanto en servicios públicos como privados, que ocasionó que el tumor que tenía en uno de sus senos, el derecho, creciera tan rápidamente que no quedara otra opción que retirarlo.

“Caí al agua y sentí una especie de tirón en el brazo, no le di mucha importancia, pero luego empecé a sentir la piel un poco rígida o como estirada, esto fue en mayo de 2018. Pasaron como dos semanas y acompañé a mi mamá a una mastografía, le conté que sentía algo raro y que también me la quería hacer”, recuerda.

No obstante, a Greyci le negaron el estudio bajo el alegato de que no cumplía con la edad para hacerse una mastografía. Ante ello, le hicieron un ultrasonido de mamas en el que se le detectó, según la interpretación del laboratorio, una mastitis. Ahí empezó la cadena de omisiones médicas.

Tanto médicos privados, como los del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se negaron a hacer más análisis e, incluso, pasaron por alto antecedentes de cáncer en su historial médico, y por cinco meses se aferraron a la interpretación del ultrasonido, minimizando sus nuevos síntomas y el evidente crecimiento de un tumor. Al final, cuando el cáncer tenía ya unos 10 centímetros y el riesgo de metástasis era más latente, determinaron que su problema era oncológico.

“Los síntomas se fueron acumulando. El tumor ya tenía casi el mismo tamaño de mi seno y llegó al punto de que un simple abrazo me dolía (...) me hicieron una mastectomía radical con vaciamiento ganglionar”, platica.

Ser mujer joven

“En todos lados los médicos me decían que estaba muy joven para tener cáncer de mama, incluso aunque mencionaba mis antecedentes. Cuando a mí me diagnostican, me meto a unos grupos de cáncer que están en todas partes, y ahí me doy cuenta de que no estoy tan joven, de que hay muchísimas mujeres de menor edad que yo y enfermas”, detalla.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el cáncer de mama constituye la principal causa de morbilidad hospitalaria por tumores malignos entre la población de 20 años y más, con 24 de cada 100 egresos hospitalarios para este grupo de edad; mientras que en las mujeres, estos tumores representan 37 de cada 100 egresos.

“El cáncer iba avanzando rápido (...) ni siquiera estábamos en pandemia y ese era el alegato. Después de la pandemia tampoco mejoraron las cosas, hace unos meses tuve una revisión y prácticamente yo me tuve que autoexplorar, porque la médico se negó a revisarme por temor a un contagio. La atención es muy deshumanizada”, lamenta.

En torno a su recuperación, Greyci señala que ella tuvo una oportunidad que otras mujeres no, incluso que en su familia no tuvieron: salvar la vida.