Escondido entre las calles del Centro Histórico de San Luis Potosí se ubica un emblemático lugar conocido por las y los potosinos como “El Callejón del Buche”, el cual cada Viernes de Dolores se viste de blanco y morado para conmemorar el sufrimiento de la Virgen María, por el luto y la muerte de Cristo.
Desde temprano las y los habitantes de la calle Altamirano, que se localiza cerca del Mercado República de la ciudad capital, se preparan con adornos en tonos blancos, morados y negros para adornar la calle y sus casas de luto.
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Frente a sus fachadas instalan Altares de Dolores, en donde colocan imágenes de Cristo en la procesión del silencio, María enlutada, naranjas, ramas de manzanilla, para recibir a visitantes locales, nacionales y extranjeros que buscan vivir la experiencia desde el “Callejón del Buche” en el corazón de San Luis Potosí.
Para conmemorar el duelo de María, las y los potosinos alistan grandes cantidades de agua fresca, de sabores como: limón, fresa, jamaica, tamarindo, entre otras, para repartir a quienes visitan sus altares, pues estas bebidas simbolizan las lágrimas que derramó la virgen cuando Cristo murió crucificado.
Actualmente, las personas también regalan paletas de hielo o de caramelo, así como nieve a quienes visitan sus creaciones de arte sacro, con el objetivo de mitigar el calor y convivir en paz con los y las asistentes.
Virginia González nació y creció en el “Callejón del Buche”, desde su infancia por sus papás y abuelos, aprendió a que cada Viernes de Dolores debía regalar reliquias a los visitantes para así venerar a la Virgen María y el sufrimiento de su hijo, quien dio la vida en sacrificio de la gente.
Por más de 20 años, Virginia coloca frente a su casa color amarillo, un altar de tres pisos, en donde destacan diversos cuadros de la Virgen María, flores hechas de papel para que se conserven, así como una serie de figuras de madera y cerámica de la pasión de cristo.
Comentó que para ella, mantener esta tradición es importante, pues ha pasado de generación en generación dentro de su familia y en la comunidad donde habita, pues sus vecinos, al igual que ella, le han enseñado a sus hijos y nietos a preservar la colocación del Altar de Dolores.
“Yo les enseño a mis hijos, a mis nietos y a todos ya para que se vayan acostumbrando a que es una tradición, que se dan reliquias”, dijo.
Refirió que, aunque el Altar de Dolores puede realizarse como cada quien quiera, por tradición se deben de colocar elementos como flores, papel picado en color morado o negro para conmemorar el luto, elementos en color blanco que simboliza la luz, así como la manzanilla que se pone por el olor, el cual representa la santidad de Dios; elementos en color dorado que representan las monedas por las cuales fue vendido Cristo.
Virginia contó que hace muchos años, comenzaron a vender carne en la zona y posteriormente tacos de buche, los cuales se popularizaron en toda la ciudad, zona metropolitana y después el estado, por lo que de decir popularmente “vamos por unos tacos de buche al callejón”, la gente comenzó a decir “vamos al Callejón del Buche por tacos”.
afcl/cr