Tulum.— Obligados por los fuertes vientos e incrédulos del peligro tras el anuncio por la mañana de que el huracán Beryl había bajado a categoría 2, cientos de habitantes de Tulum evacuaron la playa y la ciudad horas antes de que empezaran a sentirse los efectos del huracán. “Ya lo que llegue a pasar se lo dejamos al de allá arriba”, decían algunos.

Minutos antes del toque de queda, establecido a las 16:00 horas del jueves, el gobierno del estado, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Guardia Nacional (GN) y la policía municipal tuvieron que convencer a la población que se divertía disfrutando del mar, caminando por el malecón y en sus actividades cotidianas, de que era peligroso desafiar al huracán, que por la tarde regresó a categoría 3 y se preveía que tocara tierra justo en este municipio de Quintana Roo.

Protección Civil estatal llamó días antes a la población a no minimizar lo que venía, pues el impacto de Beryl es de alto riesgo. Sin embargo, fue hasta que la Guardia Nacional inició labores de concientización casa por casa en colonias vulnerables que los pobladores cedieron a la petición.

“Mi casa la construyó mi papá que es albañil y carpintero, por eso no nos queremos ir. Si el huracán se hace más fuerte nos vamos caminando en el ojo del huracán que es cuando se pone más tranquilo, pero acá tenemos comida y todo. Nos vamos a quedar”, dijo Gonzalo en una plática con EL UNIVERSAL.

El joven de 30 años vive en la colonia 2 de octubre, una zona en condición de pobreza extrema junto a su esposa y sus dos hijas en su vivienda en obra negra, construida de tabique, con techo de lámina y sin ventanas, que únicamente fue protegida con una lona atada con alambre.

Aunque inicialmente la invitación de las Fuerzas Armadas fue rechazada por desconfianza, ya rumbo a los refugios algunas familias caminaron a la par de los Humvee del Ejército para evacuar. Así, parejas con bebés, personas de la tercera edad, niños y familias completas abordaron los vehículos con cajas de cartón llenas de objetos personales.

“Yo sí me quiero ir. Me da miedo el aire”, pedían los niños a padres renuentes, que confiaban en que sus casas estaban bien aseguradas. Por el contrario, familias enteras miraban desde sus techos, cubiertos con plásticos al Ejército Mexicano mientras movilizaba a pocos de sus vecinos.

Por la tarde, cuando algunas gotas empezaron a caer y las hojas de las palmeras se doblaron con el viento, hasta los turistas, quienes inicialmente se pelearon con elementos de rescate porque se negaban a acatar las órdenes de seguridad, corrieron a sus hoteles y refugios cercanos con mochilas, documentos y objetos de valor.

“Me hice una casita de cartón, madera y láminas. Ahí me voy a quedar. No voy a perder el poco patrimonio que tengo, mi licuadora, a mis pollos, a mis patos. No tengo miedo. Sé que el de allá arriba me va a cuidar”, aseguró Juan quien dijo que enviaría a su esposa e hijos a un albergue y después se amarraría a su casita de cartón para no salir volando con la fuerza del aire de Beryl.

Todos en alerta

En Cancún, hasta cerca de las 19:00 horas, mucha gente seguía en las calles, algunos en el malecón tomando fotos, en espera de alguna señal inminente de la llegada del huracán.

Pese a que las autoridades llamaron a la población a no salir desde las 16:00 horas, pocos acataron la instrucción, pues en la ciudad no llovía y los vientos tampoco eran fuertes.

Desde el mediodía del jueves la Coordinación Nacional de Protección Civil decretó alerta roja para cinco municipios de Quintana Roo (Tulum, Felipe Carrillo Puerto, Cozumel, Solidaridad y José María Morelos), y 37 de Yucatán, ubicados en la trayectoria que seguirá el huracán. Por la noche, la alerta se extendió al resto de ambos estados.

En su reporte de las 19:30 horas, el Servicio Meteorológico Nacional informó que Beryl era de nuevo huracán categoría 3. Se dirigía hacia territorio mexicano a 26 kilómetros por hora (km/h), con vientos sostenidos de 185 km/h y rachas de 230 km/h.

Precisó que las bandas nubosas del huracán ocasionarán lluvias torrenciales y rachas de viento de 200 a 230 km/h y oleaje de seis a ocho metros de altura en las costas de Quintana Roo y Yucatán.

Según las previsiones, el huracán debía tocar tierra en las primeras horas de este viernes con categoría 3 en Tulum, muy cerca del municipio de Solidaridad y la isla de Cozumel, en la costa de Quintana Roo.

Preparados en Yucatán

En Yucatán se esperaba que el municipio de Peto sería de los primeros en ser impactados por Beryl, donde ayer la jornada transcurría en calma y bajo un ambiente soleado.

Los habitantes realizaban compras y reforzaban sus viviendas para asegurarlas ante los fuertes vientos que podría traer el huracán.

Por la noche, las autoridades informaron que el huracán podría pasar directamente por la ciudad de Mérida durante este viernes.

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