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Están por todos lados. Tirados en la calle a la vista de todos, atados en una ventana o colgando de los botes de basura. Son cubrebocas, guantes y caretas, desechos que hace algunos meses nadie se imaginaría que se convertirían en un reto ambiental y de salud pública , pero que con la llegada del Covid-19 representan una vía más de riesgo de contagio.
La pandemia, que tiene en jaque a todo el planeta, no sólo ha dejado sentir sus efectos en el número de contagiados y fallecidos o en la crisis económica global , también se ha convertido en un problema más para el medio ambiente, pues en su afán de evitar al virus, la población mundial ha aumentado la generación de basura, tanto de plásticos de un sólo uso, como de aditamentos de protección.
Helena Iturribarría, subsecretaria de Cambio Climático, Recursos Naturales y Biodiversidad en el gobierno de Oaxaca, explica que estos tipos de desechos y su mal manejo han registrado un aumento y se han convertido en un reto ambiental a nivel local y mundial.
En entrevista con EL UNIVERSAL, la funcionaria de la Secretaría del Medio Ambiente, Energías y Desarrollo Sustentable (Semaedeso) reconoce, por ejemplo, que existe un aumento significativo en el uso de desechables , materiales contenedores de un sólo uso, unicel, botellas de PET, bolsas plástico virgen, etcétera, lo que significa un retroceso en los esfuerzos para que estos dejen de usarse; no obstante, sabe que ha sido la única manera de que algunos comerciantes sigan trabajando.
“Se disparó el consumo, de cierta forma como una necesidad de restauranteros y comerciantes de seguir abiertos para ofrecer sus productos para llevar y el servicio a domicilio”, explica.
Todo eso pese a que el 22 de junio pasado entró en vigor la Ley Estatal de Manejo de Residuos , que por el momento busca sensibilizar a los ciudadanos para no usar estos artículos, en especial popotes y bolsas, y que ya cuenta con un reglamento que está en revisión en la Consejería Jurídica. “No es el mejor momento, pero es lo que dice la ley y no hay prórroga”, añade.
Pese a ello, la subsecretaria explica que el principal reto que ha dejado la pandemia en materia ambiental es el manejo de los residuos con potencial de contagio del virus, que sin ser de hospitales representan un riesgo al personal de limpia y a los pepenadores.
“La cuestión ambiental nos afecta a todos, en todos niveles. Es un tema de salud pública para evitar contagios, comenzando con los propios trabajadores del sistema del limpia”, explica.
De acuerdo con una denuncia realizada el pasado 20 de julio por el Sindicato Independiente “3 de Marzo”, para esa fecha sumaban 10 los decesos con síntomas de Covid-19 entre los trabajadores de limpia del municipio de Oaxaca de Juárez.
Al respecto, el ayuntamiento capitalino aseguró que no tenía documentos oficiales que probaran las 10 muertes, pero aceptó que de manera extraoficial tenía información sobre tres trabajadores de Servicios Municipales fallecidos presuntamente a causa del virus.
El riesgo en el bote de basura
De acuerdo con cifras oficiales de la Semaedeso, además de las 800 a mil toneladas de basura mensuales que se recoletan en la ciudad de Oaxaca y 25 municipios conurbados, se recogen otras 100 toneladas al mes de cubrebocas, guantes, mascarillas, y artículos desechables con potencial de contagio, que aunque no se consideran residuos biológicos como la sangre, son peligrosos porque es posible que sean residuos Covid, al igual que los de clínicas, como guantes tubos de sueros, y overoles.
Estas 100 toneladas de basura con riesgo de transmisión del Covid-19 que se recolectan al mes y que van a dar al tiradero de la Villa de Zaachila , han requerido un tratamiento especial para evitar los contagios, que va desde emitir reglas para el personal y entregarles equipo de protección, hasta desinfectar regularmente los camiones recolectores, pero sobre todo asignarle un lugar específico a esta nueva basura.
“Pudimos organizar un sistema con la gente que recolecta, para identificar estos residuos y depositarlos en un lugar apartado de la gente, y que no estuvieran expuestos quiene se dedican a la pepena”, señala Helena Iturribarría al respecto.
Ese espacio apartado del que habla la funcionaria son celdas de manejo especial que se abrieron en los mismos terrenos del relleno sanitario y donde se depositan materiales inertes, desde plásticos y textiles, hasta fibras y todos aquellos desechos con peligro de contagio.
“Se abre un espacio de 10 por 10 metros y con tres metros de profundidad. Posteriormente ahí se depositan esos desechos, se les rocía con solución de cloro, se compactan y se cubre con material térreo. Son espacios muy sencillos”, explica.
El volumen de este tipo de desechos, que podría rondar ya las 500 toneladas desde el inicio de la pandemia en Oaxaca, ha hecho necesario que se llenen y sellen dos de estas celdas, y ya se opere una tercera.
El objetivo de todo esto, insiste, es que la gente no abra esta basura para pepenar y así evitar el resigo de contagio por contacto. Y agrega que lo mismo se le está recomendando al resto de los municipios del estado.
El problema es que para que esta estrategia funcione, las ciudadanos deben cooperar desde lo individual en el correcto manejo de los desechos, para lo que la Semaedeso emitió una guía en la que recomienda que en todos los espacios donde haya personas contagiadas o en aislamiento, toda la basura se maneje como residuos Covid-19, por lo que debe suspenderse la separación, ya que pueden ser un foco de contagio.
Sobre el manejo concreto de estos residuos, la guía pide que se usen al menos dos bolsas biodegradables , que se rocíen con cloro y sean etiquetados como residuos Covid-19; además deben permanecer en un lugar aislado hasta que sean recolectados.
En el caso de los cubrebocas, la dependencia recomienda que, para evitar contagiar a otras personas, y desecharlo de manera responsable, antes de tirarlo el se deben romper o cortar las ligas sujetadoras, así como rasgarlo al frente, así como desecharlo en una bolsa amigable con el medio ambiente.
Helena Iturribarría reconoce que llevar esta información hasta la ciudadanía ha sido complejo, y que pese a que el procedimiento es muy sencillo pocas personas lo están haciendo.
“No hemos podido hacer llegar el mensaje a las personas en general de la capital, y de comunidades más pequeñas”, reconoce, y explica que este problema es aún más grave en localidades que no cuentan con un sistema de recolección de basura. Es por ello que en breve la guía será traducida al mixteco y zapoteco.
“La gente no tomado como una costumbre el correcto manejo de los desechos Covid. Necesitamos la empatía de la ciudadanía sobre cómo deshacerse de estos materiales que puede causar un contagio a una persona y que siga la enfermedad y el problema de salud pública. La pandemia va a durar meses, por eso hay que invitar a la ciudadanía a que seamos conscientes sobre la basura que generamos y su manejo. La palabra clave es empatía, con el vecino y con el personal del servio de limpia”, finaliza.
om/fml