Tijuana.— Sentada junto a su tía, Tatita miraba un ir y venir de pacientes en la sala de espera de un hospital privado. Fueron alrededor de cuatro horas las que tuvo que callar y armarse de paciencia mientras miraba a su familiar respirar con dificultad.
Por fin llegó el personal del centro médico y le dio respuesta: pese a tener gastos médicos, para aceptar a la paciente con Covid-19 tenía que pagar 20 mil dólares, sólo para su ingreso.
Luego de que el pasado viernes el gobierno federal anunció el regreso de Baja California al color rojo en el semáforo epidemiológico, autoridades estatales anunciaron que el próximo lunes se retomarán las restricciones, pues hasta el corte del 5 de diciembre se registraron 27 mil 766 casos y 4 mil 435 muertes.
Las nuevas medidas contemplan el cierre de bares, centros nocturnos, salones de eventos, iglesias, gimnasios, centros de diversiones y spas, además de la reducción del aforo de los supermercados a 50%, hoteles a 25%, con áreas comunes restringidas, y los restaurantes y cafeterías a 30% de su capacidad.
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Los eventos deportivos serán a puerta cerrada. Los centros comerciales tienen permitido operar a 25% de su capacidad, mientras que las estéticas y barberías deben programar citas y trabajar con 15% de aforo.
“Para todos los que no creyeron, para todos los que no se cuidaron, los que fueron a lugares reducidos sin cubrebocas; muchas gracias. Derivado de eso ya estamos en rojo”, recriminó el secretario de Salud del estado, Alonso Pérez Rico.
Sin embargo, el problema no sólo implica el crecimiento de la curva de contagios que prácticamente se duplicó en un mes, sino la saturación de hospitales.
Tatita dejó el testimonio de ella y su familia en un escrito en redes sociales. Cuenta cómo durante las últimas dos semanas de noviembre, como cientos de personas, peregrinó por un espacio dentro de los hospitales.
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A pesar de tener gastos médicos, para tener acceso a un hospital privado no hubo posibilidades, pues no alcanzó para entregar 20 mil dólares.
“Cuatro horas estuve ahí [en el hospital] sin ser atendida ni revisada; después de otras tres horas pudieron recibirla en el Hospital General sin cama, estuvo en un reposet. No hay camas en ningún hospital, ni privado ni público. Estos días son una pesadilla, pero hay ángeles que nos han ayudado”, escribió.
Las cifras son frías y el escenario no es favorable. En solo un mes, la entidad duplicó su ocupación hospitalaria. Por ejemplo, hasta el 4 de noviembre había 34.54% de ocupación en los hospitales Covid-19; para el 4 de diciembre ese número repuntó a 66.98%, según el último reporte de Salud estatal.
“Estar en un hospital nunca es un buen escenario porque hay otras enfermedades. Si padecen enfermedades crónico-degenerativas, ellos son los que llegan con saturación de 40; si hay pacientes de 70 u 80, va para adentro”, explicó Pérez Rico.
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Actualmente, ingresan al Hospital General de Tijuana y de Mexicali un promedio diario de entre 20 y 25 personas. Al respecto, el titular de Salud estatal indicó que a diferencia de la primera ola (entre abril y mayo), en esta temporada con las bajas temperaturas cada persona que ingresa es casi seguro que necesitará de un respirador artificial, porque llegan más graves.
“No se trata de posición económica, contactos, influencias: no hay lugar; es una realidad que estoy viviendo. Se escucha alarmante, pero no es ni un poquito comparado con lo que se siente”, lamentó Tatita.
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