Tapachula.—Visiblemente cansados y con los pies lastimados, hombres, mujeres y niños migrantes de Haití, Cuba, Venezuela, Colombia, África, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Guatemala avanzaron ayer en caravana hasta el municipio de Escuintla, a pesar de las amenazas del Instituto Nacional de Migración (INM) de detenerlos si no aceptan retornar a Tapachula.

Luego del violento operativo que implementaron el sábado elementos del INM, la Guardia Nacional (GN) y el Ejército mexicano. La caravana inició ayer su camino a partir de las 8:00 de la mañana, desde el municipio de Huixtla, donde pernoctaron.

Los migrantes decidieron dejar Tapachula luego de varios días de protesta por la tardanza en sus trámites migratorios. La solicitud de refugio ante la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) les puede tomar hasta cinco meses.

Esa burocracia ha generado una sobrepoblación de migrantes, muchos de los cuales vivien en situación de calle y pobreza por falta de recursos y trabajo.

Avanzan a paso lento

El sudor recorre el rostro triste y pensativo de Karen, una hondureña de 16 años de edad que camina con la caravana.

La menor viajaba con su hermana y su sobrina Helen, de tres años, quien se perdió durante el operativo del sábado.

Karen relata que ella y su hermana dejaron su país en febrero pasado porque los pandilleros las amenazaron de muerte al negarse a vender droga.

Habían solicitado la condición de refugio ante la COMAR, pero les dijeron que “por ahora no”.

Dice que ella y su hermana trabajaban en un hotel de Tapachula haciendo limpieza y al escuchar que salía una caravana, sin pensarlo se unieron. “En el alboroto con los de migración, dijeron que se subiera a los niños a un camión para que no se mojarán y la perdimos”, explica.

Su hermana regresó a Tapachula para buscar a su hija, mientras ella continúa con el apoyo de otros migrantes, que la proveen de agua y un poco de alimento.

El contingente avanzó ayer por la carretera, en el tramo Huixtla-Villa de Comaltitlán, mientras dos unidades del INM los seguían a distancia. Los niños se resistían a seguir caminando bajo el sol, lo que los obligó a hacer varios descansos, pero la presencia del INM los hacía apresurarse.

Anoche la caravana decidió pernoctar en Escuintla.

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