Con la bendición de un cura “rebelde”, 300 invitados, bandas musicales y hasta sillas especialmente pensadas para la ocasión, Antonio Tizoc y Raymundo celebraron su amor. Fue hace cuatro años cuando se convirtieron en los primeros en festejar una boda gay en Culiacán, la capital de Sinaloa, donde el 18 de junio pasado el Congreso local votó en contra de las uniones igualitarias.
En esa entidad norteña, el Código Familiar estatal es claro: “El matrimonio es una institución por medio de la cual se establece la unión voluntaria y jurídica de un hombre y una mujer, con igualdad de derechos, deberes y obligaciones”.
Pese a ello, una jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) permite, desde 2015, que las uniones entre parejas del mismo sexo puedan realizarse en todo el país —aun cuando en las leyes locales no esté permitido— si los interesados interponen un amparo… que podría durar años en resolverse.
A sabiendas de lo tardado del trámite, y ante las negativas del gobierno de esa capital, Antonio y Raymundo tuvieron que celebrar su unión civil en el estado vecino de Nayarit, uno de los 18 donde se permite el matrimonio igualitario. Después festejaron en su tierra natal.
“En Sinaloa sabemos que hay políticos gay y ellos mismos están votando en contra del matrimonio igualitario, pero se van a casar a otros lugares como la Ciudad de México (…) En Nayarit, para nosotros fue como ir a comprar tortillas, todo rapidísimo y fácil. No llevábamos testigos y hasta nos dieron unos”, platica Antonio.
Hace unos días el Congreso de Baja California Sur se convirtió en la entidad número 18 que aprueba las uniones entre parejas del mismo sexo, la primera fue la Ciudad de México, el 29 de diciembre de 2009.
En la lista de entidades que modificaron sus leyes locales para avalar el matrimonio igualitario también están Campeche, Coahuila, Colima, Hidalgo, Michoacán, Morelos, Nayarit, Quinta Roo y San Luis Potosí.
Por otro lado, en estados como Aguascalientes, Baja California, Chiapas, Chihuahua, Jalisco, Puebla y Nuevo León, las uniones de este tipo también están permitidas, pero gracias a una jurisprudencia de la Corte.
Cuidar el amor
Para Antonio y Raymundo la legalización de su unión era fundamental, ya que además de formalizar su relación, el acta de matrimonio garantizaba que ambos pudieran gozar de los servicios de seguridad social.
“El papel es para que tu pareja se sienta seguro de lo que han trabajado juntos. Hay mucha gente que desea ese papel, no hay derechos sin papel, sin seguro, sin Infonavit, sin afores (…) Hay parejas hetero que no se casan y tienen acceso a esas cosas, con la comunidad gay no pasa eso”, platica el fotógrafo de profesión.
Hasta ahora son 14 los estados que en sus leyes locales no reconocen los matrimonios igualitarios: Durango, Guanajuato, Estado de México, Oaxaca, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.
En Guerrero y Querétaro tampoco se ha garantizado el matrimonio sin importar el sexo de los contrayentes, no obstante, algunos de sus municipios sí han modificado sus leyes para permitirlo.
Sobre la negativa en Sinaloa, Antonio Tizoc explica de manera particular que en Culiacán no hay discriminación a la comunidad LGBTTTIQ+, pero nadie muestra interés en hacer valer sus derechos.
“Aquí la gente está acostumbrada, podemos convivir todos y no pasa nada, el problema es cuando se trata de exigir un derecho, un papel, o cuando quieres opinar, ahí ya te reprimen y te limitan”.