Tijuana.— Desde hace una semana un juez penal ordenó la captura de Fernando “N”, el oficial de la policía de Tijuana que en marzo pasado desnucó a un hombre durante un arresto, sin que a la fecha la Fiscalía General del Estado (FGE) haya ejecutado la aprehensión, confirmó el Poder Judicial del Estado.
Ni la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana en Tijuana ni la Fiscalía General del Estado respondieron cuál era el motivo para no haber detenido al elemento o si tenían información sobre su paradero.
Fernando fue el policía municipal que en marzo pasado fue video grabado cuando colocó su bota en el cuello de un hombre durante un arresto en una estación de gasolina -ubicada sobre el bulevar Rosas Magallón- hasta que éste, luego de quejarse y convulsionar, simplemente dejó de moverse, murió y fue declarado sin vida.
La víctima fue identificada como Yair López, un joven de 28 años que vivía con su madre adoptiva y que fue asesinado una semana antes de que naciera su segundo hijo.
“Lo extraño y me duele tanto que el policía este suelto y Yair ya no esté conmigo ni con sus hijos”, explicó a El Universal la pareja de la víctima, “a una semana de nacer mi hijo pasó esta desgracia. Pasó eso y todo quedó olvidado si no fuera porque pasó lo del otro muchacho que mataron en Estados Unidos volvió a salir todo”.
Desde que el joven fue asesinado, lamentó, ninguna autoridad se ha comunicado con ella o con la familia para el seguimiento del caso.
En la grabación de poco más de 4 minutos, difundida en redes sociales, dos hombres narraban y documentaban con su celular el incidente ocurrido el 27 de marzo, desde el interior de un coche. Durante las imágenes uno de ellos gritaba: ¡Lo está ahorcando, lo está ahorcando… lo van a matar al pobre!
“¡Ya lo mato, ira… es que es que lo ahogó!”, le responde su acompañante, ambos estacionados a la espera del servicio en la gasolinera, justo a un costado de donde ocurrió el homicidio del hombre, “¡Lo mató! (…) ¡Si, lo mató, lo mató ya, es que lo estaba ahorcando del pescuezo!”, se decían entre ellos.
Casi al instante llegó una unidad de la misma corporación, uno de los oficiales realizó la una maniobra de reanimación cardiopulmunar para que reaccionara sin tener suerte, luego otro de los policías se acercó a los dos jóvenes que grababan desde el carro y les pidió que dejaran de hacerlo para luego preguntarles si conocían el motivo del arresto.
“Sí, por arrojar piedras”, respondió uno de ellos, “así es”, le confirmó el oficial.
Al día siguiente la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana en Tijuana emitió un comunicado en el que precisó que la detención fue a raíz de un reporte realizado a las 14:31 horas de ese jueves, donde se indicó que un hombre al parecer bajo el influjo de alguna sustancia ilícita y con una actitud agresiva lanzaba piedras.
Intentó prender fuego con un encendedor a unas de las mangueras despachadoras, dice el escrito, y los oficiales controlaron al hombre colocándole candados de mano, pero una vez pecho tierra convulsionó y murió.
Aunque en el comunicado de informó que la víctima presentaba “características de una sobredosis”, la Fiscalía General del Estado reveló que la causa de muerte fue por desnucamiento por estrangulamiento, por lo que el oficial que le pisó el cuello y otro que lo acompañaba en el momento fueron acusado por el delito de homicidio doloso.
El alcalde de Tijuana Arturo González Cruz dijo que ambos oficiales fueron suspendidos luego de que Sindicatura Municipal realizara una investigación interna, además de no realizar ningún tipo de actividad dentro de la corporación se les retiro su arma de cargo.
El titular de la corporación Jorge Alberto Ayón Monsalve dijo que en seguimiento a la recomendación de la Comisión Estatal de Derechos Humanos y de los mismos protocolos internos de la SSPCM los uniformados reciben cursos de formación y crecimiento centrados en temas de valores.
En 2010, el oficial identificado como Fernando, recibió un reconocimiento del entonces Secretario de Seguridad en Tijuana Julián Leyzaola –acusado de tortura- por haber detenido a un par de hombres que asaltaron con violencia a personal de una gasolinera.
Pero en 2016, el mismo agente ya había sido acusado de coartar la libertad de expresión al detener –junto con otro policía- a un manifestante que realizó una huelga de hambre frente al Palacio Municipal.