Tapachula.-.- Bajo improvisadas galeras hechas con sábanas y casas de campañas para cubrirse de los fuertes rayos del sol, medio millar de migrantes de diversas nacionalidades esperaban ayer por la mañana afuera de la estación migratoria Siglo 21 a que se reanudara la atención del Instituto Nacional de Migración (INM) en la entrega de documentos migratorios.

En el interior de una pequeña casa de campaña de camuflaje, Helen y sus tres hijos de 14, 9 y 4 años de edad, desde hace seis días esperan afuera de la estación migratoria para ser ingresados y salir con el oficio que les ordena abandonar el país.

Hacia el mediodía del lunes, ningún agente del INM había brindado información a los migrantes sobre la atención, que finalmente fue reanudada después de las 16:00 horas.

La mujer de origen venezolano, se queja que sólo han atendido a los migrantes que contrataron los servicios de abogados.

“Los agentes del Instituto Nacional de Migración dijeron que el lunes nos iban atender, pero solo ingresaron lo que pagaron a los abogados, pero yo no tengo 400 dólares para pagar el servicio de ellos”, dijo la joven madre.

“Vino un abogado y me dijo que él podía agilizar el trámite de mi documento migratorio, pero cobra 100 dólares por persona y nosotros somos cuatro y no tengo dinero para pagar, por eso estamos aguantando sol aquí desde hace seis días”, señaló.

La migrante relata que la pobreza que se vive en Venezuela, la obligó a dejar su país en diciembre del año pasado.

“Yo trabajaba en lo relacionado a belleza y ganaba 10 dólares al día y gastaba 20 solo para darles una comida a mis tres hijos”, explica.

“Ya teníamos un mes que sólo almorzábamos, no desayunábamos ni cenábamos; no alcanzaba lo que ganaba y también ya había vendido mis pocas cosas”, abunda.

Refiere que desesperada por la situación, le dijo a sus hijos que tenían que tenían que irse a los Estados Unidos.

“Sin un dólar, sin nada, a la buena de Dios agarré a mis hijos y empecé el viaje que cuando me interné en la selva del Darién - que se ubica entre Panamá y Colombia-, estaba arrepentida por todo lo que estaba viviendo; muertos por el camino y casi pierdo a uno de mis hijos cuando un río nos estaba arrastrando”.

Refirió que su objetivo es llegar a Estados Unidos, aunque no tiene familia allá.

“Yo le pido a Biden que nos deje entrar a Estados Unidos, ya estamos aquí, ya pasamos por muchas cosas, ya no podemos dar para atrás”.

Afuera de la estación migratoria y sus alrededores, se observaba a medio millar de migrantes de Haití, Cuba, Venezuela, Perú, Ecuador, de la India, asiáticos y centroamericanos.

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