Guanajuato.— A sangre y fuego, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se apodera del mercado de las drogas en Guanajuato y, desde este territorio, perfila “la vía libre” para el trasiego de narcóticos desde el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán, hacia la frontera, en ruta por el noreste, de acuerdo con especialistas.
En seis años, la estrategia sustentada en dinero, capacidad de fuego y atracción de bandos contrarios le permitió a este grupo delictivo conquistar 60% del territorio estatal, sin alcanzar el dominio en las ciudades de la zona Laja-Bajío, donde el Cártel Santa Rosa de Lima (CSRL) se sostiene a pesar de la captura de José Antonio Yépez Ortiz, El Marro.
En Guanajuato, desde octubre de 2017, la presencia del CJNG fue más notoria cuando Yépez Ortiz le declaró abiertamente la guerra a los de Jalisco, por la disputa del robo de combustible en el llamado triángulo del huachicol, formado por los municipios de Apaseo el Grande, Salamanca, León, Irapuato y Celaya.
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Las balaceras, masacres, ataques y el tiradero de muertos que desde entonces ubican a Guanajuato en el primer lugar nacional en homicidios dolosos son el reflejo de la guerra entre los cárteles locales y el CJNG, afirman expertos en seguridad pública.
Los titulares de la Fiscalía General del Estado, Carlos Zamarripa, y de la Secretaría de Seguridad Pública local, Alvar Cabeza de Vaca, han dicho que más de 80% de los homicidios dolosos tienen relación con la disputa por la plaza entre CJNG y CSRL.
David Saucedo, especialista y consultor en seguridad pública, considera que la guerra de cárteles en Guanajuato tiene tres frentes: el de León, entre el CJNG y La Unión de León; el del CJNG contra el Cártel Santa Rosa, en la zona huachicolera y en la del sur, donde aparentemente el Cártel de Sinaloa pelea contra el de Jalisco, en refuerzo del Cártel Santa Rosa de Lima.
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El experto detalla que la determinación del CJNG de conquistar las plazas se debió al deseo de controlar las rutas de trasiego del fentanilo, “droga más redituable que la cocaína”, a una disputa por ruta comercial y, por otro lado, el control del mercado interno del menudeo de drogas de diseño.
Susana Martínez, especialista en política criminal de la Universidad de Guanajuato, explica que las organizaciones criminales tienden a ir a lugares donde se mueve dinero y existe la manera de que sus negocios florezcan.
“La delincuencia organizada se inclina por estados que son clave por la posición geográfica, vías de comunicación con otros, espacios que hay para esconderse y para mantener sus actividades”, considera.
La estrategia
En su avance, el CJNG desplegó sus grupos élite, poderoso armamento y gran cantidad de sicarios. Ha ganado terreno en León, San Francisco y Purísima del Rincón, Silao, Romita, Irapuato, Huanímaro, Abasolo, Valle de Santiago, Pueblo Nuevo y Pénjamo; además, despliega sus grupos en otras regiones.
El avance del cártel ha sido paulatino: a sangre y fuego o recurriendo a la táctica de abrir franquicias, induciendo a los jefes de plaza de cárteles contrarios a cambiar de bando, recurriendo a la traición y la deserción para apoderarse de los municipios.
“Va a la conquista de cada calle y colonia hasta dominar las ciudades. Ha alcanzado presencia en 50% de León, la otra mitad sigue bajo el control de La Unión de León, una confederación de cárteles de más de 25 años de antigüedad”, explica Saucedo.
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El consultor refiere que la guerra de cárteles en Guanajuato empezó en León, en la recta final del trienio de la alcaldesa Bárbara Botello (2012-2015), cuando el CJNG decidió apoderarse de la ciudad y entró en confrontación con La Unión de León.
“León fue el primer punto de invasión, una cabeza de playa, por llamarlo de alguna manera; la siguiente fue en Pénjamo. De León saltaron a los pueblos del Rincón: saltaron a Silao, a Romita, evidentemente llegaron a Irapuato y fueron extendiéndose de oeste a este.
“En el caso de Pénjamo, lo que hizo el Cártel Jalisco fue desarticular a las células michoacanas que estaban teniendo el control del municipio desde el gobierno del alcalde priista Jacobo Manríquez. En aquella época, el CJNG dio al gobierno federal las coordenadas de localización de los liderazgos de Los Caballeros Templarios”, detalla Saucedo.
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En León se está viendo un recrudecimiento de la violencia y podría venir un repunte de los homicidios, debido a que el CJNG reforzó las células que tiene en esa ciudad: trajo más elementos, más sicarios.
“Están tratando de conquistar las zonas que están bajo el control de La Unión de León, colonia por colonia”, afirma.
“Por su parte, La Unión de León también contesta los ataques que recibe, y toma venganza. Entonces, en la zona de León tenemos este conflicto.
“La guerra entre los cárteles ocurre ante la presencia de la Guardia Nacional, que no tiene gasolina para moverse, y la fiscalía estatal, que sólo llega a levantar cadáveres, o la policía que llega después de que ocurrieron los enfrentamientos”, afirma.