Monterrey.- El artista mexicano radicado en Canadá, Rafael Lozano-Hemmer, anunció que el 13 de noviembre se instalará la que consideró será la obra más importante de su carrera, un proyecto contra el racismo, la xenofobia y el fascismo que afectan a Estados Unidos, el cual permitirá, mediante voces y luces desde Ciudad Juárez-El Paso, comunicar a grupos representativos de México y el país vecino para resaltar la relación de amistad que prevalece entre las comunidades de uno y otro lado de la frontera.
Lozano Hemmer estuvo este jueves en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco) para realizar un recorrido explicativo a representantes de los medios de comunicación sobre su exposición “Presencia inestable”, que consta de 26 piezas y que partir de este viernes, y hasta el 26 de enero, se expondrá al público de la entidad.
La muestra incluye una selección de obras que atrapan el interés de los asistentes por el uso de tecnologías aplicadas al arte, pero que hacen reflexionar sobre los grandes problemas que sufre la humanidad como el cambio climático y la proliferación de enfermedades que se consideraban ya superadas.
Sobre su nuevo proyecto, “Sincronizador fronterizo”, que se concretará el 13 de noviembre en Ciudad Juárez-El Paso, adelantó Lozano-Hemmer, “haremos unos enormes puentes de luz, cañones que van a comunicar a las dos ciudades a través de la frontera y también comunicando las voces de uno y otro lado”.
Explicó que habrá estaciones interactivas en México; en la parte de El Chamizal y tres en El Paso, Texas.
“Cuando llegas hay como un micrófono y una perilla, cuando giras la perilla un enorme brazo de luz escanea el horizonte, y vas como moviendo el haz de luz; si mi luz en Ciudad Juárez se intercepta con la tuya en El Paso, la computadora lo sabe y automáticamente se abre un canal bidireccional de voz, para que yo te escuche y tú me escuches”, describió.
La idea es que las ciudades hermanas de El Paso y Ciudad Juárez “siempre tuvieron una condición, fraternal histórica de muchísimos lazos y vivimos ahorita un problema de racismo muy potente al que tenemos que reaccionar”.
Durante la Guerra Civil Española, mencionó, todos los intelectuales fueron a España porque venía el fascismo.
“Yo cuando tenga nietos si me preguntan '¿tú qué hiciste cuando llegó el fascismo a Estados Unidos', quiero decirles, esto es lo que yo intenté”.
Dijo que el proyecto se realizará durante 11 noches y la primera media hora estará dedicada a un grupo diferente; por ejemplo para tres poetas en México y tres en Estados Unidos, luego se abrirán los micrófonos al público de ambos lados de la frontera; otra noche será para feministas en ambos lados, otro día para voces indígenas; personas de la tercera edad y así abarcar diferentes conceptos.
En entrevista, comentó que el proyecto empezó a prepararse hace año y medio, por lo tanto es muy anterior a la masacre racista-nacionalista registrada en una tienda Walmart de El Paso el pasado 3 de agosto, que sin embargo, casi funciona como catalizador.
Agregó que la gente de la región está harta de la forma en que se le reporta en los medios y de cómo la actual administración de Estados Unidos está militarizando y haciendo adversarios a gente que no lo es, porque trabajan unos con otros y hacen un sinergia de comunidad.
El artista señaló que tras la masacre, la gente está ávida de una forma de corresponder a esta amistad que existe, y es cierto que es una relación complicada, pero las simplificaciones de los medios hacen que la gente tenga una verdadera necesidad de expresarse, “y mi pieza es nada más un vehículo, una plataforma para que la gente se exprese”.
Comentó que la pieza está financiada por varias fundaciones privadas y filántropos locales e internacionales. Hay poco apoyo corporativo, “porque de lo contrario se convertiría en un anuncio y es lo contrario de lo que buscamos”. También apoyan gobiernos locales y universidades de ambos lados de la frontera.
Durante la muestra que Lozano-Hemmer presenta en Marco, pero en un espacio separado, destaca la pieza “Nivel de confianza”, que permite a los asistentes realizar un reconocimiento facial comparativo con los rostros de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
“En cuanto te pones enfrente te compara con cada uno de los estudiantes, te mide la distancia de los ojos, la forma de la quijada, la distancia de la boca y la nariz; luego hace una especie de búsqueda conforme al banco de datos de los jóvenes desaparecidos para ver a cuál te pareces más y da entonces un porcentaje de nivel de confianza, si es bajo, por ejemplo 17 por ciento, aparece el mensaje: estudiante no encontrado”.
El artista puntualizó que la obra tiene el propósito de mantener vivos en nuestra memoria a los jóvenes normalistas, que el espectador tenga una sensación de empatía y de conexión fraternal no solo con los muchachos, sino con uno mismo.
El proyecto se ha presentado en 45 universidades, centros de estudios y otros espacios en México y otros países. Los que lo presentan dan una donación que se usa para gastos de los familiares de los normalistas.
Argumentó que el artista es un ciudadano, y tiene que reaccionar también en política, pero más que eso a los problemas de la sociedad y el mundo. Dijo que los programadores que se utilizan en “Nivel de confianza”, se estarían empleando para buscar a más de mil mujeres indígenas que han desaparecido en los últimos cinco años.
También se usa en la Universidad de Tierra del Fuego (Argentina), para hacer la búsqueda de los diez mil desaparecidos durante la dictadura del país sudamericano.
Con este software se le da vuelta a las tecnologías de vigilancia que generalmente se usan para buscar a los culpables y aquí se busca a las víctimas, concluyó.