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Nayarita de nacimiento, y residente en Chilpancingo, Guerrero, Ramón Rojas es un artesano que se especializa en carpintería de juguetes para niños y que debido a una publicación compartida en redes por un joven local, hoy, su trabajo es viral, y su vida, ha tomado un grato giro en los últimos días.
Don Ramón, de 69 años de edad, dice que ha pasado gran parte de su vida creando castillos, casas, mesas, sillas, entre otros objetos a escala, para los más pequeños.
Como cada domingo, el nayarita ofrecía su mercancía en un andador que se encuentra a un lado del Zoológico Zoochilpan, en la capital guerrerense, cuando un joven identificado como Fer Valle, le preguntó cómo iban sus ventas. “Nada he vendido” le contestó el artesano. Triste por oír su respuesta, el joven le tomó fotografías a Ramón y a su trabajo, y solicitó la ayuda de los internautas para impulsar las ventas del Sr. Rojas.
La publicación alcanzó más de 6 mil reacciones y 8 mil difusiones en tres días, y se ha traducido en un número significativo de pedidos a distintos estados de la república e incluso al extranjero. “Yo no sé mucho de redes sociales, pero a mi hija le escribieron desde Nueva York para hacerme un pedido de una casita y unos muebles para muñeca. No me la creo”, dijo Ramón en entrevista con EL UNIVERSAL .
De acuerdo con Don Ramón, su proceso de aprendizaje para convertirse en carpintero fue de 35 años y se dio de manera autónoma y motivado por sus hijas. “Me enseñé a trabajar la madera para poder hacerles juguetes y casitas cuando ellas tenían 4 o 5 años, yo sólo quería verlas felices” manifestó.
Para llevar a cabo sus creaciones, cuenta con la ayuda de su socia, Ana Lilia, quien se dedica a hacer manualidades, y que, según aseguró el nayarita, complementa su trabajo con detalles como pintura y bordados. Ana Lilia es originaria de Chilpancingo y se conocieron luego de que ella lo apoyara cuando el artesano perdió todas sus pertenencias y herramientas de trabajo, a causa de la tormenta tropical “Manuel”, que tocó tierra por la costa del Pacífico en 2015.
Pese a la carga de trabajo que supone diseñar, lijar y estructurar un juguete a término, Don Ramón afirma que él lo considera un oficio muy noble y que las ampollas que le salen de tanto trabajar con madera, poco le importan cuando ve su producto final. “Lo que más me gusta es pensar que antes tocaba puertas y ahora, las hago”, señaló.
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