Tijuana.— Cuando José María vio llegar a su albergue a los más de 100 migrantes tomó el megáfono y dio las indicaciones, pero ninguno -al parecer- habla español y nadie en el refugio portugués.
“onde eu peço um táxi”, que después sabría es “¿Dónde pido un taxi?”, Chema improvisa, una aplicación móvil es su mejor arma, rompe la barrera del idioma y se dirige a decenas de brasileños que, por primera vez, han llegado a la puerta de su albergue.
A diferencia de los migrantes centroamericanos que viajan en caravana por tierra y atraviesan las rutas que controlan los grupos del crimen organizado, quienes vienen de los países al sur de América Latina lo hacen también en caravana pero desde el aire y con dinero, suficiente para permitirse pagar hoteles en las ciudades fronterizas, antes de cruzar a Estados Unidos. Con ellos se abre la ruta aérea de migrantes.
En menos de un día, más de 200 sudamericanos, prácticamente todos de Brasil y unos cuantos más de Venezuela, Colombia y Ecuador, llegaron a Tijuana. No han sido los únicos, el fin de semana pasado otro medio centenar fue rescatado luego de que fueran abandonados por sus traficantes.