Gómez Palacio, Dgo.— Francisco Salazar guarda cepillos para bolear en una mochila. Son las dos de la tarde y asegura que ya mejor se irá a su casa. El trabajo en el parque Morelos de Gómez Palacio es poco desde que inició la pandemia por el Covid-19.

Francisco, bolero de oficio, desconoce las nuevas medidas del gobierno estatal para reducir aforos en hoteles y restaurantes, así como cerrar gimnasios, centros deportivos y hasta parques, plazas y espacios públicos como en el que está ahora. “Si me dicen que me vaya, me voy”, asegura el hombre de 63 años.

Francisco sabe lo que es que lo regresen, pues allá por el mes de mayo colocaron una cinta amarilla para que nadie pudiera acceder al parque y no le quedó de otra que irse a casa.

Ahora no han colocado nada y en el parque se miran familias, ancianos leyendo el periódico, parejas cortejándose y trabajadores descansando.

El pasado lunes, el gobernador de Durango, José Rosas Aispuro Torres, informó las nuevas medidas sanitarias ante el alza de los contagios y muertes a causa del Covid-19, que llevaron al estado a regresar al semáforo rojo.

Las medidas, precisó el mandatario estatal, estarían vigentes desde el 3 de noviembre y hasta el 17 de noviembre.

Entre estas disposiciones está el perifoneo, el uso obligatorio de cubrebocas, las cadenas de autoservicio tendrán que limitar el ingreso de clientes y se solicitará a los conductores que no viajen más de tres personas en un auto.

Sin embargo, en La Laguna de Durango, diversos testimonios refieren que las actividades y la movilidad sigue igual.

“En realidad es casi lo mismo, de por sí las ventas han estado bajas; sí hay gente en la calle, pero en realidad el negocio está bajo. No se ve la diferencia, si cerraran los locales sí se notaría”, comenta Nancy Balderas, dueña de un negocio de gorditas en el centro de Gómez Palacio. “Ha estado pésimo, vamos a terminar mal el año”, augura la mujer.

La señora Balderas refiere que por las mañanas la movilidad es constante y no ha disminuido, pero que sí se nota la reducción de la clientela después de las 15:00 horas.

Pese que se ordenó el cierre de comercios no esenciales, por las calles del centro de los municipios de Lerdo y Gómez Palacio se observan comercios de diversos giros abiertos.

Otros, los menos, se encuentran con las cortinas abajo. “Pásele, pásele, joven, pruébese el pantalón”, ofertan los vendedores. “Qué buscaba, amigo”, preguntan en las aceras. “Pásele, la papa está a cuatro pesos”, invitan en el mercado.

Para la señora Nancy Balderas la decisión del gobierno fue correcta, pues dice que si no hay salud de nada servirá tener abiertos los negocios.

Asimismo, considera que la medida debería ayudar para educar a la gente, pues lamenta que las personas no respeten las medidas sanitarias.

En su negocio hay quienes se asoman, ingresan al establecimiento, no usan cubrebocas y llegan con niños.

“Se molestan si les dices del cubrebocas. Ofreces gel antibacterial y no quieren. Se cuida el que se quiere cuidar”, platica.

En las calles se mira a la gente con cubrebocas, aunque la minoría lo lleva en la barbilla porque decidieron comer algún helado o beber agua en bolsa. Son pocos los negocios que presentan filas para entrar.

En el caso de los parques y plazas, el ayuntamiento de Gómez Palacio ha colocado cintas amarillas para prohibir el acceso, pero la gente las quita o simplemente las brinca.

En una peluquería, don Rafael refiere que nadie le ha dicho que tiene que cerrar. “Ellos mandan, pero no han venido a decirme”.

Rafael relata que cuando se apliquen las medidas, la situación estará peor. “Está solo”, comenta. Y pide que así como abren unos y otros cierran, a los más afectados deberían ayudarlos en el pago de impuestos o de alguno de los servicios, pues no resistirán más la crisis económica.

Erika Rentería, encargada de una lonchería del centro de Gómez Palacio, dice que con los rumores de que se iban a cerrar los locales, se tranquilizó la movilidad, pero asegura que la baja ha sido generalizada desde que inició la pandemia. Para Erika, no queda de otra que seguir: “Hasta donde tope”, enfatiza.

Cuando se le pregunta a Erika sobre el actuar de la gente, la mujer se ríe. “Hacen caso omiso. Se molestan porque les pedimos el cubrebocas, otros se molestan porque les decimos que es para llevar y que no se come aquí”.

Suspensión de camiones

Después de las primeras medidas, el gobernador de Durango anunció la suspensión de corridas del transporte público, camiones y taxis a partir de las tres de la tarde del sábado y hasta las cinco de la mañana del lunes, durante dos fines de semana.

Al respecto, Pedro Valdez, trabajador del centro de Gómez Palacio, comenta que esa decisión va a lastimar a mucha gente.

Pedro es uno de ellos, pues se transporta en camión y trabaja sábados y domingos. “Salgo a las 6:30, me tendré que ir hasta mi casa a pie. Sí será una bronca para los que trabajamos”, dice.

Considera que en la decisión no se pensó en gente como él, o como otros que trabajan en restaurantes y que salen a las ocho o nueve de la noche. “¿Cómo se van a ir?”, cuestiona Pedro.

Además, se tomó también la decisión de cerrar accesos que conectan La Laguna de Durango con la de Coahuila.

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