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Matías Romero.— Al menos mil 200 migrantes de cuatro países centroamericanos están varados en el Centro Deportivo Ferrocarrilero Víctor F. Morales de Matías Romero, en la zona norte del Istmo de Tehuantepec, esperando a que el gobierno mexicano les otorgue permisos para transitar, ser refugiados o trabajar en territorio mexicano.
Los ciudadanos guatemaltecos, salvadoreños, nicaragüenses y hondureños forman parte la Caravana 2018 Viacrucis “Migrante en Lucha”, que inició su marcha el 25 de marzo en Tapachula, Chiapas, con destino a la frontera norte, cuyo objetivo es exponer las problemáticas que en México y en sus países de origen viven las personas migrantes y refugiadas.
Este grupo ingresó a Oaxaca el Jueves Santo, durante tres días recorrió los municipios de Tapanatepec, Niltepec, Ciudad Ixtepec y Matías Romero. Tenían programado seguir este lunes en camiones hacia Veracruz.
Sin embargo, después de la crítica que lanzó este domingo el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre que la caravana avanza hacia la frontera con la complacencia de las autoridades de México, se estancó en la zona norte del Istmo.
“Definitivamente el gobierno mexicano tiene una presión enorme de Trump. Nosotros hemos tenido reuniones con el Estado mexicano y se tomó el acuerdo de regularizar a las personas que lo necesiten con visas humanitarias. Recordemos que México no sólo es país de paso, muchos migrantes quieren trabajar en el norte, muchos quieren vivir sin miedo en México”, explicó el coordinador de la caravana, Irineo Mujica.
El activista informó que el camino no finaliza en Matías Romero, porque tienen una agenda ya programada en Puebla y Sonora en donde tratarán temas sobre derechos humanos y migración con algunas organizaciones civiles. Será ese estado del norte el destino final de la caravana.
Visa humanitaria. Ante este cambio de planes se espera que muchos sigan su camino de manera solitaria hacia la frontera a partir de hoy; otros más esperarán lograr los permisos del Instituto Nacional de Migración (INM) para transitar en territorio nacional, y un grupo menor seguir con la caravana en camiones después de solucionar el problema de varamiento.
De los mil 200 migrantes, 400 son mujeres y 300 niños, el resto son varones. Además, el sábado por la noche 400 hombres partieron en tren con destino a Medias Aguas, Veracruz, donde se encontrarían con quienes se quedaron en Matías Romero. Sin embargo, luego de los comentarios del mandatario estadounidense decidieron seguir su camino a solas.
Los migrantes reciben comida, agua, ropa y atención médica de parte de grupos evangélicos , católicos , familias de Matías Romero y sociedad civil, así como la atención de la autoridad municipal a través del DIF.
Por su parte, la Coordinación Estatal de Protección Civil de Oaxaca (CEPCO), informó que estuvieron atentos de la acción de los migrantes y realizaron operativos conjunto con los municipios que fueron recorridos por parte de esta caravana, así como con los Servicios de Salud de Oaxaca y el Instituto Oaxaqueño de Atención al Migrante. También están vigilando los integrantes del Grupo Beta del INM y la Policía Federal.
Escapan de violencia. Carmen Palma intenta calmar a Ambar, su hija de siete meses, del calor que pega en su casa de campaña, la cual carga desde El Salvador. Su esposo, Josué Mata, llama a comer a sus dos hijos: Erick, de 10 años, y Nicole, de seis, quienes corren en el centro deportivo.
Es la primera vez que arrancan los pies de su país. Decidieron no subirse al tren el sábado, junto con 400 personas, por el riesgo para sus hijos, así que se esperan recibir una visa humanitaria por huir de la violencia.
Carmen y Josué eran comerciantes. Comenzaron con poco, pero la buena fortuna les sonrío un día. Sin embargo, con esa buena suerte también vino la desgracia: los Maras les empezaron a cobrar renta por trabajar.
“Cuando comenzamos con poco les pagábamos poco, luego nos empezó a ir mejor y ellos nos comenzaron a cobrar más y más, no pudimos sostener la renta, nos amenazaron de muerte, ¿qué podíamos hacer? nada, huir o morir, así que cuando escuchamos de la caravana, recogimos lo poco que teníamos y nos venimos. Aquí estamos esperando la solidaridad”, dice Carmen.
Crítica. Los integrantes del Colectivo de Organizaciones y Defensores de Migrantes y Refugiados (CODEMIRE), al cual pertenecen decenas de albergues, defensores independientes, comedores y centros de derechos humanos, como el albergue Hermanos en el Camino de Ixtepec, emitieron un comunicado desde el 25 de marzo en donde se mantenían al margen de la iniciativa de la caravana.
“Puesto que no compartimos visiones en la forma de realizar acciones de esta índole, además nuestros trabajos están enfocados en la atención a grupos que sabemos podemos administrar y propiciar el apoyo que requieren en coordinación con las personas de buena voluntad y profesionales que forman parte de nuestros equipos”, dice el texto.
Argumentaron que es debido al contexto de violencia por el que atraviesa el país y que se acentúa contra la población en contexto de movilidad cuando se han desarrollado estas movilizaciones masivas.
Además mostraron la enorme preocupación por el destino que puedan llegar a tener las personas que conforman esta caravana, quienes se encuentran en riesgo de ser víctimas de grupos delictivos o sufrir acciones represivas o de detenciones violentas por parte de autoridades migratorias.
No obstante, urgieron a los tres órdenes de gobierno para que se garantizaran condiciones de asistencia humanitaria y seguridad.