Juchitán.— La copiosa lluvia de la tormenta tropical número 30 no impidió que Beula recorriera las calles de su colonia vendiendo los rambutanes que su madre le colocó en una cubeta.

A pesar del mal tiempo, su mercancía se agotó temprano, eso ayudó a que llegara puntual a la casa de su maestra Rosario, para tomar las clases en su televisión, en el primer día de este ciclo escolar en pandemia.

Beula Getziba Gutiérrez tiene 10 años y desde los ocho es comerciante. Vende de todo, desde frutas hasta tamales, y asegura que le encanta.

Por tres años desertó de la escuela, así que aunque debería estar en quinto grado, tiene un retraso académico que la mantiene en tercero con la profesora Rosario, de la primaria bilingüe José Fructuoso Gómez.

Ella es la única alumna que Rosario recibe en su casa desde el ciclo escolar pasado, y lo hace porque se comprometió a nivelar a la niña cuando decidió regresar a la escuela.

Beula es bilingüe, pero prefiere expresarse en zapoteco, lo que facilita el trabajo a la maestra, que desde hace más de 15 años es profesora.

Hace apenas unos días, la familia de Beula adquirió, con mucho esfuerzo y trabajo de todos, una televisión para que la niña pudiera seguir las clases desde casa, pero allí no hay nadie que le dé acompañamiento, pues sus papás salen también a vender comida de casa en casa, así que la maestra Rosario se ofreció a ayudarla.

Beula y Rosario vieron por una hora y media las cápsulas que el programa Aprende en Casa II de tercer grado, que se emitieron ayer en la televisión abierta; aunque entendieron los mensajes y la propuesta, señalan que el material no era adecuado al contenido académico del sistema de educación indígena.

“La niña entendió las cápsulas, pero no tenían nada que ver con nuestro contenido y sistema educativo. Es una programación muy ajena a nuestro contexto”, explica la educadora.

Sergio Luis, maestro de sexto grado, considera también que el contenido televisivo no era práctico. Considera que el niño debe tener la presencia de los tutores, que les ayuden a entender y aclarar dudas, pero en muchos casos tampoco tienen las herramientas, así que la enseñanza no se logra 100%.

Al igual que Rosario, Sergio y muchos docentes proponen que, al final de las transmisiones, los maestros y tutores se conecten a un chat escolar y ahí expongan las dudas y se dejen las tareas, aunque no tengan nada que ver con la clase en línea.

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