El que está en el ojo del huracán en Morelos, nos comentan, es el senador Ángel García Yáñez (PRI), luego de la detención de Esther Yadira Huitrón Vázquez, alias La Jefa, presunta lideresa de Guerreros Unidos y a quien señalan como su expareja sentimental. Nos dicen que don Ángel niega vínculos con ella, aunque reconoce que fue su colaboradora, pero que todos los señalamientos son una “persecución política” en su contra, pues ya lo agarraron de “su villano favorito”. Sin embargo, nos recuerdan que en enero de 2019 balearon su casa y días después se detuvo a un grupo de delincuentes con charolas metálicas del Senado y la firma de don Ángel. Bien reza el dicho: “Crea fama y échate a dormir”.
La misteriosa “troca” blindada
En Guanajuato, nos comparten que en todo un misterio se ha vuelto el operativo ocurrido hace unos días en un taller de Salamanca ejecutado por policías ministeriales, donde se aseguró una camioneta Ford Raptor blindada, presuntamente con reporte de robo, la cual fue ingresada por el edil César Ernesto Prieto Gallardo (Morena) —hijo de Ernesto Prieto Ortega, director del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado— para un servicio. Nos detallan que, mientras don César asegura que el vehículo (con nivel de blindaje 4) pertenece a su familia y tiene la documentación para acreditar la propiedad, en la Fiscalía General del Estado no han dicho ni pío, para variar, sobre por qué los agentes se llevaron en grúa la camioneta de don César. ¿Quién esconde algo?
Reviran a exgóber por Aldama
Desde Chiapas, nos platican que más de uno se quedó con la quijada en el suelo, luego de que el exgobernador Roberto Albores Guillén (PRI) pidió que se suspenda la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que otorga la zona de Los Chimalapas al estado de Oaxaca. Nos explican que la indignación es porque varios recuerdan que cuando fue mandatario dejó un conflicto agrario importante que está vivo hasta la fecha, por la creación del municipio de Aldama, y que ha generado diferencias con Chenalhó por 60 hectáreas de tierra y que ha costado la vida de al menos 25 indígenas tzotziles, por lo que sus detractores le recuerdan a don Roberto que “calladito se ve más bonito”.