Reynosa.— Con sólo abrir la puerta del ropero de su habitación, Héctor Escobedo Hernández permitirá que sus alumnos de sexto grado ingresen a un mundo diferente, el cual formará parte de su nueva educación en línea.

La puerta, dice, les dará acceso a Narnia tal y como se lee en el letrero pegado en la misma. De ahí saldrá el material que necesitarán para crear historias, resolver problemas y, sobre todo, aprender imaginando.

El amor de Héctor por su profesión lo llevó a remodelar una habitación de su hogar para convertirla en el salón de clases donde hoy comenzará a enseñar en línea.

Este maestro, de la escuela Narciso Mendoza, en Reynosa, Tamaulipas, señala que el tema socioemocional es de vital importancia para el aprendizaje, por lo que decidió acondicionar un espacio donde pueda motivar a sus alumnos.

“Quería que los niños tuvieran un lugar que les llamara la atención, ya que en este confinamiento la cuestión socioemocional es importante, y teniendo un espacio agradable para ellos y para mí, nos motiva para desarrollar el aprendizaje”, asegura.

Para este docente lo más importante es permitir que sus 30 alumnos puedan sentirse cómodos con el nuevo modelo educativo, en el que tendrán que utilizar el internet para aprender.

“Me estoy organizando con los niños para atender sus necesidades, porque entiendo que hay más niños en casa que pueden utilizar los equipos de cómputo. Vamos a distribuir los horarios, de manera que no sea tedioso, y buscar diferentes canales, como televisión, celular, WhatsApp o Facebook”, explica.

Solidaridad y creatividad

El maestro recibió una oferta que no pudo rechazar por parte de su hija, quien le prestó su habitación para que instalara su salón de clases.

“El clóset se convirtió en la puerta de entrada a Narnia para poder abrir y sacar un sombrero o una corbata para narrar historias, ya que en la película, cuando abrían el ropero, entraban a un mundo totalmente diferente. Quise decorar con artículos que ya no ocupaba de la escuela”.

Fue así que el profesor logró rescatar un pizarrón que se encontraba abandonado en una bodega de la escuela y reutilizar muebles de su hogar para convertirlos en espacios para almacenar libros, cuadernos, colores y tijeras.

“El pizarrón está manchado, pero funciona; los libreros eran muebles que yo tenía en casa y los adapté. Porque las clases se van a dar por este medio, mi niña me dijo que tomara la tele, el cable y su habitación para que pudiera trabajar, ya que me tocan las clases de 13:30 a 17:00 horas”, describe el profesor.

El reto de adaptarse

El maestro Héctor asegura que este nuevo sistema educativo ha representado un cambio difícil, no sólo para los alumnos, también para muchos de los docentes.

“Algunos no teníamos el dominio de las herramientas electrónicas y eso nos obligó a tener un cambio de actitud.

“Conozco compañeros que en estas vacaciones tomaron cursos, se prepararon y actualizaron para poder desarrollar las clases a distancia.

“Lo más difícil va a ser poder llegar a todos nuestros alumnos por diferentes formas y canales y tener la empatía de decir cómo vamos a trabajar”, explica.

Este sistema, dice, es un método que comenzarán a desarrollar hoy con el inicio del curso escolar 2020-2021 y con las clases en línea, por lo que ya piensan en elementos que los hagan llegar a aquellos alumnos que no cuenten con un equipo de cómputo o celular.

“Vamos a tener que grabar las clases, fotografías, tutoriales, vamos a buscar diversas herramientas. Estamos buscando todas las opciones para que los alumnos no se queden sin esta información.

“De hecho, los libros se van a distribuir en tiempo y forma para que nosotros, por un mensajito con la mamá, podamos darle indicaciones”, asegura el profesor Héctor, quien tiene todo su empeño e imaginación en este nuevo curso.

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