Ciudad Juárez.— El comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, aseguró que la principal preocupación actual es que no se ponga en riesgo la integridad y seguridad de los migrantes, por lo que se buscará la forma de bajarlos de los trenes que aún operan en el país.
Al concluir una reunión con la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos, y el alcalde de Ciudad Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, además de autoridades binacionales, el funcionario anunció que habrá operativos para que migrantes no suban a los trenes y pongan en riesgo su vida.
“Va a haber operativos, eso es lo que nosotros deseamos. Van a ser operativos humanitarios, para poder rescatarlos y no poner en riesgo su seguridad. Ese es el propósito [bajarlos del tren]”, afirmó Garduño, quien detalló que después se decidirá si se enviará a los migrantes a otras fronteras o a sus países de origen.
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El funcionario indicó que será hasta después cuando se dé a conocer dónde estarán instalados los puntos de contención en Chihuahua, ya que no tendría sentido la estrategia si se dan a conocer actualmente.
Sobre los migrantes que están en el bordo del río Bravo en espera de cruzar a Estados Unidos, recalcó que lo ideal sería que se vayan a los albergues locales, ya que se tiene capacidad e, incluso, en coordinación con el gobierno municipal de Juárez se buscará abrir otro albergue.
Garduño Yáñez afirmó que se está analizando abrir otro espacio como la estación migratoria que se incendió el pasado 27 de marzo y así poder hacer frente a la crisis de personas en movilidad que se ha registrado desde hace aproximadamente dos semanas.
Y siguen llegando
A pesar del freno a los trenes de Ferromex, cientos de migrantes continúan llegando, pero ahora en vagones de otras empresas ferroviarias que cruzan esta localidad, como la empresa Unión Pacific.
La mayoría de los migrantes que arriban a diario a esta frontera son de origen venezolano y su único objetivo es entregarse a las autoridades americanas. Algunos continúan varados en Torreón, Coahuila, y otros en Chihuahua capital en espera de tomar el tren y poder llegar hasta Ciudad Juárez.
Richard, un venezolano de 28 años, llegó la mañana del viernes a Ciudad Juárez en tren y afirma que en ningún punto del camino de Ciudad de México hasta aquí frenaron el paso en el tren.
Cuenta a EL UNIVERSAL que el viaje fue gratis, pues en ningún punto se les cobró algo por ocupar alguno de los vagones y lograron sostenerse con alimentos y agua que la gente les aventaba en los pasos por las ciudades.
El migrante asegura que fue por mensajes de otros venezolanos en redes sociales que se aventuraron a ir, pues les aseguraron que ya estaba abierta la frontera y podían cruzar a Estados Unidos.
“Allá en Venezuela se sabe que acá ya están dejando pasar, entonces venimos porque vemos que es suerte. Quienes cruzan ya están allá [Estados Unidos] y si esperamos la cita del CBP One es más largo el proceso”, explica el migrante.
Richard, como otros venezolanos, caminan en el bordo del río Bravo, a la altura del bulevar Juan Pablo II y calle Arizona, para llegar al marcador 36 y entregarse.
De nuevo el marcador 36
El marcador 36 del muro fronterizo, entre Ciudad Juárez y El Paso, Texas, de nueva cuenta ha sido abarrotado por cientos de migrantes de diversas nacionalidades que ven este lugar como su última esperanza para lograr el sueño americano.
Ni la malla ciclónica ni el alambre de púas, instalado a lo largo de la frontera, ha frenado a cientos de personas, la mayoría de ellas venezolanas, para cruzar el río y entregarse a la Patrulla Fronteriza.
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Por la mañana, después del mediodía y por la tarde es cuando se observa a los migrantes bajar del tren en diversos puntos de Juárez, para después buscar llegar hasta el muro fronterizo. “Ya estamos aquí, ya estamos a nada de cruzar”, expresan los migrantes cuando llegan al río Bravo y observan la fila que se forma en el marcador 36.
De acuerdo con la información que los mismos migrantes proporcionan, los agentes de la Guardia Nacional de Texas los dejan pasar primero y los forman, para después poder entregarse a la Patrulla Fronteriza y solicitar asilo político.
En algunas ocasiones son recibidos en grupos de 40 a 50 personas para ser procesados.