San Sebastián Tutla.— La noche de este lunes inició formalmente operaciones el Centro de Movilidad Migratoria que instalaron los gobiernos federal y estatal en inmediaciones de la ciudad de Oaxaca, con el objetivo de que haya menor número de extranjeros en tránsito y pernoctando en la vía pública.
Aunque desde ayer por la mañana el gobierno de Oaxaca anunció su instalación, fue hasta este martes que partió el primer autobús con personas migrantes desde San Sebastián Tutla - municipio conurbado a la ciudad de Oaxaca - hacia la Ciudad de México, mismo que llegó ayer de Juchitán.
Se trata del segundo centro de movilidad que inicia operaciones en suelo oaxaqueño, dado que desde el domingo comenzó a alistarse un espacio similar en esa ciudad zapoteca del Istmo de Tehuantepec, el cual se acondicionó en una terminal de autobuses abandonada.
Tras la llegada y salida del primer autobús, las personas en tránsito aseguraron que esta opción es una garantía de seguridad en su viaje, tras todos los abusos y maltratos que han sufrido desde que llegaron al país, tanto de civiles como de servidores públicos del Instituto Nacional de Migración (Inami) en el tramo de Tapachula, Chiapas, hasta Juchitán de Zaragoza, Oaxaca.
Un funcionario de la Secretaría de Gobernación (Segob) que no se identificó explicó a EL UNIVERSAL que estos centros de movilidad no son albergues, como lo informó el gobierno de Salomón Jara Cruz (Morena), sino un lugar en el que se les ofrecerá servicio de transporte hacia la Ciudad de México, con la finalidad de evitar que esperen días en una terminal de autobuses. En su lugar se les pide que acudan a este centro y desde ahí abordan el transporte y continúen con su viaje.
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De acuerdo con personas migrantes consultadas por este medio, el servicio únicamente se lo ofrecen a aquellos provenientes de Haití, Venezuela, Nicaragua y Cuba, por la apertura que ha otorgado al gobierno de los Estados Unidos, y sólo si ya contaban con el registro en la aplicación CPBOne para tramitar su cita.
“Nosotros como migrantes lo vemos positivo, porque el gobierno nos está dando ese privilegio de movilizarnos sin mucho contratiempo”, manifestó Eustacio Pereira, uno de los extranjeros en tránsito beneficiados.
“Es excelente y estamos muy agradecidos por esta oportunidad que nos están brindando”, agrega María Elena, otra de las migrantes.
Este servicio de los gobiernos federal y estatal se realiza a través de una empresa de autobuses privada. El costo de Juchitán a la ciudad de Oaxaca es de 500 pesos y de la ciudad de Oaxaca a la Ciudad de México, de 450 pesos.
Pese a los beneficios, al no ser un albergue, pese a que así lo anunció el gobernador, no les ofrecen comida ni agua, únicamente servicio de baños públicos.
No obstante, las personas en tránsito insisten que es un gran beneficio porque les permite continuar su viaje por lo menos hasta la capital del país sin tantos “contratiempos” y abusos que han sufrido desde que llegaron a México.
“Nos garantiza que nos podemos mover de manera segura, porque sí tuvimos ciertos tropiezos con muchas personas que nos llevaban a cierta trayectoria y nos cobraban más dinero, como no conocemos el lugar nosotros no sabemos si es verdad y si es mentira, nosotros lo pagamos. Siempre nos decían que estaba la migra de por medio y cuando llegábamos, era mentira, los mismos mexicanos nos decían que era mentira, que ahí no había ninguna migra.
“Total que nosotros nos engañaban como chiquitos, y pagamos fuertes sumas de dinero hasta 500 pesos y 250 pesos por una moto, por llevarnos 10 a 15 minutos de viaje. Todo el presupuesto que traíamos lo perdimos, más que todo entre Tapachula y Juchitán”, narra Eustacio Pereira.
A esto se suma que después de pagar su boleto de mil 200 pesos en Tuxtla Gutiérrez, personal del INM los obligó a bajar del autobús sin importar que viajaban niños y mujeres, algunos de ellos enfermos, cuando no llevaban ni 10 minutos en él, lo anterior para hacerlos continuar su viaje a pie.
“La travesía ha sido bastante fuerte, el trato que nos han dado no es muy bueno. Hemos gastado demasiado dinero, no nos dejan transitar en los autobuses, tenemos que pasar las migras caminando, todo es exageradamente carísimo, el maltrato”, afirma María Elena, originaria de Caracas, Venezuela, país en el que trabajaba como enfermera en el Hospital Universitario. La mujer narra que el salario que recibía mensualmente no le alcanzaría ni para sus pasajes.
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Al igual que Eustacio Pereira, profesor y abogado, afirma que en Venezuela al menos se necesitan de 500 a 600 dólares para comprar la canasta básica de alimentos. Eustacio, como profesor, ganaba entre 15 y 20 dólares mensuales, lo que ha provocado que muchos docentes deserten.
“Jamás pensé ser un migrante, me vine, he vivido la experiencia, he visto cómo se trata, cómo se maltrata al ser humano, por el propio ser humano”, dice Eustacio Pereira.
“Nos decían que la selva del Darién era una selva, una jungla monstruosa, yo pasé la selva, la crucé desde Colombia hasta Panamá, y te digo que en realidad la selva es un jardín para cruzarla. Pero en la selva de concreto, ya de Panamá para acá, ha sido muy distinto a lo que conocemos, la selva en realidad no es tan agresiva como la selva de concreto”, apunta.
De acuerdo con el gobierno estatal, Oaxaca vive un fuerte incremento del flujo migratorio, sobre todo en la ciudad de Oaxaca de Juárez, pues en lo que va del año se han “rescatado” 169 mil 378 personas migrantes. Mientras que sólo en el mes de agosto se realizaron 31 mil 673 rescates, más del doble que en el año 2021 cuando se registraron 13 mil 810 personas rescatadas.
Ante esta situación, apenas el 14 de septiembre pasado la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) emitió medidas cautelares al gobierno de Salomón Jara (Morena), para que este brinde ayuda humanitaria a los extranjeros en tránsito, pues consideró que son su responsabilidad mientras cruzan el territorio estatal.
afcl