Los seis amigos duranguenses que se aventuraron a ir a Europa para acudir al Mundial a bordo del camión La Bendición analizan qué va a ocurrir con la unidad que los llevó desde Durango hasta Rusia, donde todavía permanecen.
Daniel Garza, uno de los integrantes del grupo de amigos, aseguró a EL UNIVERSAL que aún desconocen lo que harán con La Bendición, pues hasta el momento el plan es traerlo de regreso a México, pero que si se puede vender antes, lo harán.
“No creo que nadie tenga el tiempo para dedicarle y para los gastos. No tenemos una idea clara de qué le vamos a hacer”, afirmó.
Sin embargo, los duranguenses tienen en mente que si la traen de regreso, les gustaría llevarla al próximo juego de México en septiembre en Houston, Estados Unidos.
“Quién sabe si nos la llevemos porque seguimos acá, seguimos dos o tres semanas, no tenemos fecha ni puerto de embarque. Se acabó el Mundial, pero todavía no se acaba la aventura para nosotros”, dice Daniel.
Los seis amigos acumulan más de 15 mil kilómetros y más de 50 días de viaje a bordo de La Bendición, un camión escolar que adaptaron como casa rodante. La unidad viste el colorido mexicano y tiene plasmadas las ciudades a las que arribaron como si fueran las paradas de cualquier camión de ruta de una ciudad.
Percance. A través de la cuenta de Facebook Ingue Su Matruska, los mexicanos han plasmado sus experiencias, anécdotas y vivencias.
Hace unos días documentaron en redes sociales que sufrieron un choque contra un motociclista donde la unidad resultó dañada.
“Las reparaciones nos las consiguieron; las piezas que era virtualmente imposible conseguir en Europa nos las encontraron en un día y la reparación la hicieron en tres horas. Muchas anécdotas. Estamos agradecidos con la gente, con el país, superorganizados, enamorados del país, como quien dice”.
Daniel refirió que entre las anécdotas resalta el impacto que tuvo Javier entre el público. Javier fue un amigo que no logró ir al viaje, pero que llevaron en una figura impresa de tamaño real y la cual los amigos portaban a todos lados y se tomaban fotos con él.
“Se volvió una sensación para los rusos, no nos explicamos por qué. Se lo llevaron a medios, lo querían volar a Moscú, a San Petersburgo... fue una cosa muy loca que no nos imaginamos”, platicó Daniel.
Relató que en una ocasión, en un local se subió un mariachi a tocar toda la noche y cuando vieron la imagen de Javier la llevaron a la tarima en Ekaterimburgo. Al día siguiente en la calle había miles de personas cantando música mexicana.