Tijuana.— Funcionarios municipales y estatales devoraron con gusto las pupusas que preparó Tatiana... pero luego amenazaron con cerrar el albergue Casa de Luz —donde al menos 38 personas se resguardan— porque la mujer no llevaba puestos ni cofia ni guantes mientras cocinaba.
Un garrafón sin tapa, un desinfectante en un baño y pajaritos en el patio —considerados como fauna silvestre — fueron las observaciones que lanzaron a directivos de ese refugio, a quienes dijeron que cerrarían el lugar.
Casa de Luz es un albergue que llegó a Tijuana hace cuatro años para auxiliar a familias migrantes y de la comunidad diversa —dos de los grupos más vulnerados en la frontera—, así como a menores de edad que acompañan a sus padres y madres desplazados de sus países por la violencia.
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El director del refugio, Irvin Mondragón , acusó que días antes una comitiva conformada por los titulares de la Dirección de Atención al Migrante en Tijuana, la Subsecretaría de Asuntos Migratorios del gobierno estatal y personal de la Comisión Estatal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Coepris) llegó al albergue, comió y luego lanzó amenazas.
El activista explicó que los problemas iniciaron a principios de febrero, cuando desde el ayuntamiento de Tijuana se les pidió recibir a ocho migrantes, sin explicarles que el grupo había sido expulsado de otro refugio por desobedecer reglas al llegar alcoholizados a las instalaciones.
Pocos días pasaron cuando estalló un conflicto porque dos de los migrantes del nuevo grupo llegaron ebrios a Casa de Luz y, al llamarles la atención, respondieron con violencia y amenazas de muerte contra el director, mujeres e incluso los niños.
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Lili, una de las mujeres que ahí se alberga, recuerda que era de noche cuando escuchó los gritos y miró que uno de los hombres tomó una piedra y comenzó a golpear en la cabeza a Irvin, para luego dejarlo tirado, mientras que a ella la insultó y luego amenazó con matarla.
“Yo sentí muchísimo miedo, no sabía qué hacer. Huyo de la violencia y cuando hallo un lugar seguro amenazan con quitárnos- lo, no entiendo.
“Fueron ellos [el gobierno] quienes nos pusieron en riesgo al meter a esa gente violenta. ¿Por qué nos castigan?”, lamentó.
Tras la pelea, el grupo de migrantes fue expulsado de Casa de Luz. A pesar de que el director del refugio llamó al número de emergencia y solicitó apoyo de la policía, ésta no llegó, por lo que se trasladó al Ministerio Público para presentar su denuncia; sin embargo, mientras se encontraba en las instalaciones de la fiscalía, el grupo de migrantes llegó con personal del municipio.
El activista, junto con la abogada del albergue, se trasladó a las oficinas de la Dirección de Atención al Migrante y se reunieron con su titular, Enrique Lucero, para hablar del incidente. El funcionario les pidió permiso para visitar las instalaciones con personal del estado.
Fue el día 21 de febrero cuando llegó junto con Adriana Minerva Espinoza Nolasco, titular de la Subsecretaría de Asuntos Migratorios del gobierno estatal, y personal de Coepris.
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