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Torreón, Coahuila
Alondra González tiene 10 años viviendo en el ejido Hormiguero, municipio de Matamoros, en la región Laguna de Coahuila y desde siempre, cuenta, ha tenido problemas con el abasto de agua. A la entrada de su casa se hallan cinco tambos para que las pipas los rellenen, porque por la vieja tubería de su hogar, o no sale agua o sale a contadas horas.
A unos 40 metros de su casa hay una noria, pero esa le pertenece a un particular y el agua que extrae la utiliza para regar sus tierras. “No la pasan, la utilizan para la granja o para la sandía. No dan nada”, lamenta.
En esta región de la Comarca Lagunera (en los estados de Coahuila y Durango) el agua es utilizada en 89% para uso agrario y 7% para público urbano, el resto es para otras actividades. Del total, 60% se extrae del subsuelo y el resto es aprovechado de aguas superficiales.
En Durango, el gobierno contempla el proyecto “Agua saludable para La Laguna”, el cual propone construir dos plantas potabilizadoras en la parte baja de la presa Francisco Zarco. El secretario de Gobierno, Adrián Alanís Quiñones, advierte que de no tomarse medidas, en un plazo de 26 años los pozos de agua en la zona de La Laguna podrían reducir su producción hasta en 60%. El proyecto de las potabilizadoras estima beneficiar a cerca de 500 mil habitantes.
Por su parte, el secretario de Gobierno de Coahuila, José María Fraustro Siller, asegura que ya se cuenta con los trazos de conducción del agua que obtendrían de Durango y que con ellos se abastecería a cinco municipios (Torreón, Matamoros, San Pedro de las Colonias, Francisco I. Madero y Viesca). Además, se prevé la apropiación de 14 hectáreas para la construcción de la infraestructura de almacenamiento y distribución.
Viable, pero complicado
No muy lejos del ejido Hormiguero está el canal por donde corren actualmente los mil 100 millones de metros cúbicos de agua que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) soltó de las presas para el ciclo agrícola 2019, con el que se regarán más de 65 mil hectáreas de cultivo de la región.
Según cifras oficiales, el sistema de presas del río Nazas capta más de 2 mil 500 millones de metros cúbicos de agua por año. Mientras que se estima que la demanda de agua en la Comarca para uso doméstico es de al menos 6 metros cúbicos por segundo, unos 180 millones de metros cúbicos al año.
El presidente municipal sugiere que así como se entuba el combustible, también es hora de conducir agua para satisfacer las necesidades de la población.
Óscar Gutiérrez Santana, director del Organismo de Cuencas Centrales del Norte de la Conagua, refiere que la propuesta de hacer el entubado es técnicamente viable; sin embargo, dice que se tendría que discutir qué se va a hacer con los dueños actuales del agua.
“Se tendrá que buscar una solución conciliada, concertada, que sean planteadas varias soluciones. Se tiene que analizar y llevar a indicadores financieros que permitan catalogar si el proyecto es financieramente viable”, comenta.
Recuerda que en el pasado se han hecho algunas propuestas parecidas y se ha tenido mala suerte, pues apenas se dan a conocer, empiezan las descalificaciones y se termina confrontando a las partes.
Otro problema, agrega, es que se desconoce quiénes son los dueños del agua, pues el padrón de personas con derechos es de 33 mil dueños y no se ha actualizado desde el Reparto Agrario de 1936 a 1938.
Consumo sin medida
Para Ernesto Catalán Valencia, investigador en el área de ingeniería de riego del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), propuestas como la de potabilizar o la de entubar el agua de las presas representan sólo remedios temporales.
Para el investigador, el problema central es la sobreexplotación del agua subterránea. “Pareciera que quieren desviar la atención del control del acuífero; que no les vayan a regular o cerrar los pozos”, opina.
Sin embargo, la recarga natural del acuífero es de 519 millones de metros cúbicos al año.
“Hay una sobreconcesión, una sobreexplotación constante”, asegura el funcionario federal.
Al respecto, Gerardo Jiménez González, miembro del colectivo Encuentro Ciudadano Lagunero (ECL) y maestro en Ciencias, considera que por el desequilibrio que hay en el aprovechamiento del agua se tendría que hablar de un robo o de un “huachicoleo”. Sin embargo, las sanciones por extraer más agua de la autorizada no existen.
Jiménez menciona que una opción para controlar la extracción excedente sería la instalación de sistemas telemétricos, los cuales registran el volumen que se extrae en tiempo real. Sin embargo, la Conagua aclara que el sistema de telemetría está supeditado a la disponibilidad de recursos, pues cuesta alrededor de 50 mil pesos por pozo.
Para Óscar Gutiérrez Santana, además de la actuación de la autoridad, también se necesita de la colaboración de los usuarios. “El medidor es un instrumento de respeto hacia los demás usuarios. Si tenemos una concesión y un volumen, tenemos que respetar”, recalca.
Actualmente, 70% de los pozos en La Laguna tiene medidores —aunque no son telemétricos— y el resto no tiene o están inhabilitados desde hace tiempo. “Pero aún con medidores no respetan”, acusa el director del Organismo de Cuencas Centrales del Norte de la Conagua.
Las medidas
Los alcaldes de la zona han admitido que cada vez se perforan los pozos a mayor profundidad, lo que trae problemas de sales y arsénico en el agua.
De acuerdo con datos de Encuentro Ciudadano Lagunero, al menos hay 50 de 150 pozos de uso doméstico en La Laguna que superan el límite permisible de arsénico en el agua, que es de 0.025 miligramos por litro. Tan sólo en Torreón, 18% de los pozos superan la normal permisible de arsénico.
Recientemente, el gobierno de Coahuila y el Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento (Simas) de Torreón acordaron la perforación de cuatro pozos para paliar el desabasto en diversas colonias y sustituir norias que ya se agotaron. Se proyecta perforar a 500 metros de profundidad.
En los últimos años, según una respuesta de Conagua a una solicitud de información, 230 pozos han sido dados de baja por su agotamiento en la región.