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Reynosa.— A 38 grados centígrados y con una sensación térmica de 47, los albergues Senda de Vida 1 y 2, donde se quedan mil 700 migrantes, se han convertido en un verdadero infierno.
Pese a esto, los extranjeros agradecen no vivir en casas de campaña como lo hacían hace apenas unos meses, pues les resultaría imposible sobrevivir a las altas temperaturas que se registran en la ciudad.
Las casas Senda de Vida se encuentran en las márgenes del río Bravo, en una zona que, por la construcción de estos refugios, se quedó sin árboles que brinden sombra.
Héctor Silva, director de los albergues, dice que las altas temperaturas aún no han ocasionado daños a la salud de los migrantes, pero que requieren mucha ayuda.
“No ha sido necesario internarlos en un hospital, tenemos apenas unos días con temperaturas de 34 grados, pero hoy estamos a 38 y la sensación es de 47, es insoportable para todos, pero mucho más para los que vivimos aquí porque las casas son de madera y lámina, no tenemos suficientes abanicos y eso hace que sea más difícil estar dentro de las casas. Por eso los pueden ver afuera”, asegura el activista, quien se encuentra solicitando agua embotellada.
Las 800 personas que viven en la casa Senda de Vida 1, y las 900 en la 2, prefieren mantenerse en el patio resguardados por la sombra que les brindan las viviendas, mientras los niños juegan bajo la techumbre que da directamente al templo, donde acostumbran pedir a Dios que les permita ser aceptados en Estados Unidos.
Darline Bremón llegó a Reynosa en diciembre de 2023 con su esposo y sus dos hijos, procedentes de Haití y desde entonces radican en la casa Senda de Vida, donde les proveen alimento, ropa y vivienda.
“Mi hermano está en California, nos manda dinero de vez en cuando porque él fue aceptado en enero de 2024. Está trabajando y esperando a que nos den asilo en Estados Unidos. No sabemos hasta cuándo podamos pasar porque la aplicación CBP One no acepta a los niños. Nos dicen que sigamos intentando hasta que podamos irnos todos juntos, porque es más fácil que nos reciban”, afirma.
Darline relata que para cuidar a los niños, los bañan constantemente, ya que es imposible mantenerlos quietos o resguardados en la sombra.
“Los niños no pueden estar quietos, se la pasan jugando, corriendo todo el día. Puede ver que están sucios y sudando mucho. Hoy el calor realmente es muy fuerte, ya no sabemos qué hacer. Por eso nos quedamos en la sombra y nos bañamos mucho”, señala.