Más Información
Trump declarará a cárteles como organizaciones terroristas; "fui muy duro con México, hablé con la nueva presidenta"
Sheinbaum responde a Trump sobre declarar a cárteles como organizaciones terroristas; rechaza injerencia extranjera
México lucha contra “río de hierro” que envía armas de EU a los cárteles; llegan hasta medio millón, según medios
La mañana del pasado 22 de agosto, Alfonso Ortíz recibió un disparo en la pierna mientras se encontraba en las instalaciones de la Facultad de Medicina y Cirugía, de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca. Aunque se desempeña como bibliotecario, también se le identifica como un líder porril bajo el alias de El Crosty. Según los reportes policiales, un grupo de encapuchados ingresó a la institución para saldar cuentas con él. No es el único caso.
Actualmente, la universidad está inmersa en una disputa por la posesión de espacios en las distintas unidades académicas, confrontación que ha desencadenado una serie de agresiones y actos de violencia en las instalaciones, reconoció a EL UNIVERSAL, el rector Eduardo Bautista Martínez.
De acuerdo con él, desde hace dos meses la UABJO presentó una denuncia ante la fiscalía estatal por estos hechos, pero a la fecha no hay avances en las indagatorias, pues aunque se han aportado pruebas, el fiscal respondió que necesita evidencias o testimonios de las víctimas para actuar los responsables.
“Le he insistido al fiscal que la universidad está aportando las evidencias como debe ser, pero esperamos también el respaldo”, afirma.
Grupos privilegiados. Los porros, como se conoce a los integrantes de organizaciones utilizadas con fines de confrontación o para generar violencia a favor de determinados grupos, han encontrado en la UABJO las condiciones necesarias para tomar el control de la institución, de acuerdo con una serie de testimonios.
“En la UABJO son dos los líderes principales los que tienen contacto directo con los funcionarios, los demás son los que están atrás”, explica un integrante de estos grupos, quien pidió omitir sus datos.
Estos dos líderes, dice, tienen relación con los partidos políticos, en particular con el PRD y Morena, o con el PRI. Los jóvenes coniciden en señalar a Francisco Velásquez Rodríguez, El Sonrics, como uno de los dos principales jefes.
Es fundador de la organización Frente de Estudiantes, Catedráticos y Administrativos (Feca) y funcionario de la Facultad de Derecho.
Según los testimonios, El Sonrics trabaja directamente con el ex rector de la UABJO, Abraham Martínez Alavés, quien a su vez es creador del Sindicato Único de Maestros (Suma), padre del ex rector Eduardo Martínez Helmes y ahora miembro de Morena. Anteriormente, ambos estaban ligados con el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
El segundo líder identificado por los testimonios es Alejandro Velasco Núñez, El Perro. Es creador del Frente Estudiantil Universitario (FEU) y, según datos oficiales, ha sido detenido en dos ocasiones: la primera en 2013 cuando junto con otros sujetos pretendió robar urnas electorales en el municipio de Santa Lucía del Camino para supuestamente favorecer al PRI y la segunda en 2015, acusado de lesiones. Los entrevistados afirman que El Perro se vincula directamente con Enrique Martínez Martínez, ex funcionario en la UABJO, ex candidato a rector, ex abanderado a diputado local por el Partido del Trabajo (PT), actual funcionario de la Secretaría de Salud de Oaxaca y jefe político del secretario de Administración de la casa de estudios, Taurino Sosa Velasco.
El financiamiento. Cada año a los grupos porriles se les otorgan espacios dentro de las diferentes unidades académicas, los cuales pueden comercializar a los aspirantes que no pasaron el examen de admisión. Un espacio en la Facultad de Medicina, por ejemplo, puede llegar a costar más de 100 mil pesos y en otros el costo varía entre los 50 mil y 80 mil pesos. El rector Eduardo Bautista asegura que en el reciente ciclo escolar se cedieron espacios a diversas organizaciones “estudiantiles” en coordinación con la dirección de las unidades académicas, pero no precisó cuántos. Afirma: “En este momento no tengo un balance”.
Cuando se le cuestiona si la universidad no contribuía con la violencia, con el hecho de dar esos espacios, negó que los haya dado, para después declarar que era una práctica que estaba “menguando”.
De acuerdo con las fuentes, los porros comercian con calificaciones o las usan para hacerse de apoyos de algunos estudiantes. Es decir, si algún grupo requiere de mayor número de integrantes, los universitarios se unen a cambio de obtener buenas notas. El rector dice que no se ha interrumpido el diálogo con las distintas organizaciones.
“No estamos dispuestos a aceptar más”, sentencia, “el amago y la práctica de tomas constantes de las instalaciones. Esto es un delito”. El rector expresa que si se están cometiendo delitos del fuero común, deben ser sancionados y castigados por la fiscalía.