Chuburna Puerto, Yuc.— Especialistas de Yucatán reconocieron que la entidad enfrenta este 2020 un año atípico en tormentas, depresiones tropicales y huracanes que afectaron directamente la pesca del litoral, por la inactividad de unos 16 mil hombres del mar, lo que generó pérdidas superiores a 700 millones de pesos.
El gremio pesquero tuvo que lidiar primero con la pandemia de Covid-19, que desde marzo pasado paralizó gran parte de la industria en la zona.
Luego, en junio comenzó la temporada de huracanes que no les ha dado tregua, con el paso de las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal, en junio; Gamma y Delta, en septiembre y octubre, y recientemente el huracán Zeta han dejado mal parados a los pescadores y a sus familias.
La pesca ribereña o pesca de litoral en el estado es fundamental para los habitantes de la zona costera del estado, pues la mayoría depende de la captura diaria.
Su principal materia prima es el mero o chernas, rubia, canane, langosta, camarón y, en temporada específica, el pulpo, que representa prácticamente la posibilidad de obtener dinero de más para los pescadores locales, ya que el molusco se comercializa en el extranjero y en dólares.
Entre los municipios que dependen de esta actividad en el oriente está Progreso, Telchac Puerto, Dzilam de Bravo, San Felipe, El Cuyo, Río Lagartos, Las Coloradas, entre otros; mientras que en el poniente está Celestún, colindante con Campeche.
De acuerdo con cifras recientes, son cerca de 16 mil los pescadores ribereños en Yucatán que cotidianamente salen a capturar en altamar.
Aparte, están las 3 mil 500 embarcaciones de mediana altura que por lo general operan en el litoral para las congeladoras e industrias pesqueras a nivel nacional y local.
Debido al cierre de los puertos desde junio y hasta septiembre pasado por el mal tiempo, los pescadores padecieron severas crisis económicas por la inactividad, pues debieron permanecer en tierra y guardar sus embarcaciones por instrucciones de las autoridades. Era una de dos: cobijarse en puerto o arriesgar su vida al salir al mar.
La Cámara Nacional de la Industria Pesquera estatal reconoció que ha sido de los peores años, pues desde marzo enfrentaron problemas por la contingencia sanitaria, y luego con las tormentas tropicales y ciclones la situación empeoró.
Enrique Sánchez Sánchez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Pesquera y Acuícola (Canainpesca), admitió que es evidente el desplome de las pesquerías, no sólo por la pandemia, sino por los imprevistos del mal tiempo.
“Desde hace mes y medio prácticamente la pesca ribereña está paralizada. La pesca de mediana altura también está sufriendo, porque no pueden salir; hay preocupación y desesperación en algunos casos”, dijo.
Otro factor que está pegando al gremio pesquero es la baja exportación de productos marinos, pues con el aumento en los casos de coronavirus en diversos países se dificultó el envío del producto desde Yucatán.
Sánchez Sánchez estimó pérdidas superiores a 700 millones de pesos hasta ahora, debido a la falta de actividad, pese a que se atraviesa por la temporada de captura de pulpo y mero. Ejemplificó que en la captura del pulpo sólo se han registrado 8 mil 500 toneladas, cuando el año pasado, para esta época, ya tenían unas 16 mil toneladas.
Al respecto, el presidente de Armadores Pesqueros de Yucatán, Manuel Sánchez González, confirmó que esta es la “peor temporada de captura de pulpo que ha enfrentado el estado.
“Esta ha sido una temporada catastrófica. Es la peor debacle en la pesca del molusco en los últimos 10 años”, puntualizó Sánchez González, quien estimó que para fin de año, cuando cierre la temporada del pulpo, se habrán obtenido a lo mucho 12 mil toneladas.
Sin embargo, la pesca de pulpo no es la única baja, pues de acuerdo con el presidente de la Federación de Sociedades Cooperativas Pesqueras del Centro Poniente estatal, José Luis Carrillo Galaz, la pesca de mero y langosta reportó una caída de más de 50%.
Detalló que en el caso del mero, en 2019 apenas se captaron mil 500 toneladas, la mitad de lo que se había reportado un año antes. En cuanto a la langosta, apenas se alcanzaron 150 toneladas, cuando en otros años se alcanzaban hasta 300.
Según pescadores, la inactividad se reflejará en los próximos meses, pues el hecho de que buena parte de los 16 mil pescadores ribereños no hayan salido a altamar repercutirá en otros ramos derivados de la pesca, como son los vendedores de carnada, “las fileteras” (mujeres que preparan los mariscos para la venta), mecánicos, entre otros.
Hasta ahora, el secretario de Desarrollo Rural estatal, Jorge Díaz Loeza, indicó que se han entregado apoyos económicos y despensas a poco más de 12 mil pescadores de la costa.